Saga Macross - Genesis

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Prologo

HE TRAÍDO MUERTE Y SUFRIMIENTO EN TAL MAGNITUD, Zor pensó. Sólo es justo que utilice el balance de mi vida trayendo vida.

Prestó atención desde el compartimento de observación de su temporario cuartel general sobre una superficie planetaria que había estado sin vida no más de cuatro días antes. Vio ante él una pradera plagada con vegetación floreciente. Ya las Flores de la Vida estaban creciendo, extendiendo sus impacientes brotes con protuberancias con punta en el sol.

Zor, inteligencia suprema de su raza y Señor de la Protocultura, se asintió con aprobación. A veces los recuerdos de sus propias hazañas en el pasado, sin mencionar las de su especie, parecían suficientes para volverlo loco. Pero cuando miraba una escena como esta, podía olvidar el pasado y estar orgulloso de su trabajo.

Y sobre él, impidiendo el paso de la luz de las proximidades principales, su gigantesca nave espacial y super fortaleza dimensional estaba escapando, como lo había planeado. La satisfacción que sentía de eso y de ver las Flores germinadas le hicieron mucho más fácil aceptar el hecho de que estaba a punto de morir.

Él era alto y esbelto, con una fina, siempre joven cara y una masa espesa de pelo brillante de luz de estrellas. Las ropas que vestía eran elegantes, regias, corte ajustado a su forma, cubierto por una capa corta que ahora empujaba sobre un hombro.

Zor pudo escuchar las señales de alarma sonar detrás de él, y la voz profunda de un Zentraedi anunciaba, "¡Advertencia, advertencia! ¡Los transportes de tropas Invid se preparan para aterrizar! ¡Todos los guerreros a sus Battlepods!"

Zor miraba fijamente la belleza de la escena exterior, de regreso a la dura realidad de la base, al mismo tiempo que los gigantes Zentraedi iban a toda velocidad en todas direcciones, preparándose para la batalla. Aunque la aparición de los Invid los había tomado por sorpresa, aún cuando estaban seriamente excedidos en número y en desventaja desde que el enemigo retuvo el terreno alto, había cierto entusiasmo en los Zentraedi; la guerra era su vida y su razón de ser.

En eso, habían encontrado su rival y más en los Invid. Zor encontró la amarga ironía de como su propio pobre juicio y la crueldad de los Maestros Robotech -sus Maestros- habían convertido una raza de criaturas pacíficas, una vez felices con su único planeta y su existencia contemplativa, en la más feroz especie del universo conocido.

Al mismo tiempo que los subordinados sujetaban con correa armadura y armas en su gran cuerpo, Dolza, comandante supremo de los Zentraedi miró fieramente a Zor. Su cabeza colosal, con su rasurado y pesado cráneo, le daba el aspecto de un icono de piedra. "¡Debimos haber partido antes que las Flores germinaran!

¡Te lo advertí, Zor!"

Dolza alzó un puño metal plateado suficientemente grande para aplastar a Zor. Sin temor, Zor lo miró, aunque su fiel asistente, Vard, estaba sosteniendo un arma de mano nerviosamente. Alrededor de ellos la base se sacudía al mismo tiempo que los Zentraedi armados y sus sólidos pods de combate corrían a las estaciones de batalla.

"¿Y qué hay de la super fortaleza dimensional?" Dolza exigió. "¿Qué has hecho con ella?"

"La he enviado lejos," Zor respondió tranquilamente. "A un lugar lejano retirado de este mal, la guerra sin sentido. Ya está acercándose al borde del espacio, demasiado rápido y lejos y demasiado poderosa para que los Invid la detengan".

Dolza sabía que eso era verdad. La fortaleza dimensional, el logro tecnológico más importante de Zor, era la máquina más poderosa que existía. De aproximadamente una milla de larga, ésta virtualmente incorporaba todo lo que Zor había descubierto sobre las fantásticas fuerzas y los poderes resultantes de las Flores de la Vida.

"¿Enviada a dónde?" Dolza exigió. Zor estaba callado. "¡Si no hubiera prometido por mi juramento de guerrero protegerte," el inmenso puño de Dolza titubeó cercano, "te mataría!"

Unos pocos pods de la fuerza de contraataque todavía estaban en la escena: elevados vehículos de batalla de metal suficientemente grandes para contener uno o dos Zentraedi, su forma sugería un avestruz sin cabeza, con largos, amplios petos montando baterías de cañón primario y secundario.

"No espero que comprendas", Zor dijo en tono cuidadosamente prudente, al mismo tiempo que las explosiones y ondas de choque sacudían la base. Ellos podían escuchar la red de comunicación Zentraedi con informes del desembarco de tropas Invid.

"Ustedes fueron creados para combatir a los Invid, eso es lo que deben hacer", Zor dijo al gigante al mismo tiempo que el muro exterior del cuartel general se movía y empezaba a desmoronarse. "¡Vamos! ¡Cumplan su Imperativa Zentraedi!"

Al mismo tiempo que Zor giraba y se agachaba para protegerse, Vard lo protegió con su propio cuerpo. Dolza se volteó para dar batalla al mismo tiempo que el muro se estremeció y rompió completamente. A través del torrente de escombros saltaban los Invid Shock Troopers, la clase más pesada de mecha del enemigo, máquinas avanzadas de guerra. Formada de una aleación superfuerte, pesada como las naves andantes de guerra, la mecha se parecía a la visión de un maniático de soldados insectos bípedos.

Eran en todo aspecto tan imponentes como los pods Zentraedi, y aún más fuertemente blindados. El fuego concentrado de los pocos pods ya en la escena -lanzas azules de energía deslumbradoramente brillante- penetró el blindaje del primer soldado de choque que aparecía. En el mismo momento que los Invid respondían al ataque del enemigo con torrentes de discos de exterminio, las junturas y las articulaciones de su armadura se expandían bajo la presión agobiante de las explosiones dentro de ella. Ésta explotaba en pedazos de restos y metralla blanca y caliente que saltaban ruidosamente de los blindajes de los pods.

Pero un trío de Shock Troopers se había metido detrás del primero, y una docena más se concentraba detrás de ellos. Ráfagas de discos de exterminio y el plasma rojo cuarteaban el aire, destruyendo el centro de mando y el equipo de los cuarteles generales, prendiendo fuego, y destrozando pods en pedazos resplandecientes o empujándolos hacia atrás.

Guerreros blindados Zentraedi, careciendo de tiempo para alcanzar sus pods, se metieron a combatir en una desesperada acción de defensa, rociando a los Invid con armas de mano, esquivando y agachándose, avanzando intrépidamente y sufriendo bajas considerables.

Un rápido guerrero se metió debajo de un Shock Trooper, sosteniendo su arma contra una articulación vulnerable de su armadura y entonces disparó la carga completa simultáneamente, a quemarropa. La explosión destrozó la pierna del Invid, derribándolo, pero el Zentraedi fue destruido por el estallido.

En otro sitio, un mecha Invid sujetó con fuerza un pod averiado que no podía disparar más, desgarró el pod con sus supersólidas garras de metal, luego desmembrando al Zentraedi herido dentro.

Los Scouts, máquinas Invid más pequeñas, se metieron detrás de los Shock Troopers para buscar por todos los sitios de la base.

Le tomó sólo momentos a uno encontrar a Zor; los Invid habían estado buscándolo por un largo tiempo y estaban ansiosos por vengarse.

Al mismo tiempo que el Scout se movía con dificultad hacia ellos, Vard trató de salvar a su señor absorbiendo él mismo el primer estallido, disparando su pequeña arma de mano inútilmente hacia el monstruo Invid. Tuvo éxito parcialmente, pero sólo a costa de su propia vida -golpeado en un instante por un disco. La fuerza del estallido empujó a Zor hacia atrás y lo chamuscó.

El resto de los discos en el estallido fue prendido por la explosión, pero, habiendo sido arrojado a un lado con fuerza, Zor había evitado la mayor parte de su furia. A pesar de eso, había sufrido heridas terribles -la piel quemada de su cuerpo hasta el hueso estaba expuesta, los pulmones quemados por el fuego, los huesos rotos de la conmoción y la caída, tremenda hemorragia interna. Él sabía que moriría. Antes de que el Scout pudiera terminar el trabajo, Dolza estaba ahí, disparándole con su rifle destructor, ordenando a los pods restantes a concentrar su fuego sobre él. "¡Zor está herido! ¡Salven a Zor!" rugió. Encendiendo el comunicador de su casco, trató de contactar a su subordinado de más confianza.

"¡Breetai! ¡Breetai! ¡¿Dónde estás?!"

El Scout fue volado en pedazos ardientes en la humillante descarga, pero su llamada había salido; los demás Scouts y los Shock Troopers se dirigieron directamente a su enemigo principal. Dolza, con los guerreros y pods restantes, formaron un desesperado anillo defensivo, resueltamente listos para morir de acuerdo a sus principios.

De repente había una ráfaga enérgica desde la derecha. Después una aún más intensa desde la izquierda. Para el asombro de Dolza, éstas estaban dirigidas a los Invid.

Breetai había llegado a la cabeza de los refuerzos. Algunos de ellos sólo llevaban armadura de cuerpo como él mismo, pero la mayor parte estaban en Battlepods tácticos o fuertemente blindados de oficial. La línea Invid empezó a desmoronarse ante una tormenta de fuego en gran escala. Más pods estaban llegando todo el rato. Dolza no podía comprender cómo -una fuerza de invasión estaba descendiendo por miles desde una nave colmena Invid del tamaño de una luna, sus soldados tan incontables como insectos. Con seguridad la base debería ser cubierta por una viviente, pululante capa del enemigo.

Pero el enemigo estaba siendo empujado hacia atrás, y Breetai estaba liderando un contraataque a pie, justo al mismo tiempo que una pequeña porción de Shock Troopers amenazaban con realizar con éxito una acometida suicida a Dolza y Zor. Un disco golpeó un pod cerca de Breetai en el mismo momento que estaba disparando a derecha e izquierda con su rifle; estallido y metralla golpearon su cabeza y el lado derecho de su cara.

Breetai cayó, cabeza en llamas, pero el contraataque Zentraedi continuó -de algún modo-para conducir a los Invid de regreso a la abertura en el muro.

Finalmente Dolza cansadamente bajó la encendida boca de su rifle. La persecución de los Invid en retirada podía ser encargada a los comandantes de campo. Empezó a tomar informes de los recién llegados, de esta manera dándose cuenta de los detalles de la inesperada victoria Zentraedi.

La mayoría de los Invid había sido desviada en un intento por detener o abordar la fortaleza dimensional y habían sido eliminados. Hasta ahora, el aviso del ataque estaba volviendo a los Maestros Robotech; una incursión severa tendría que ser emprendida. Breetai estaba siendo atendido por los médicos y viviría, aunque quedaría desfigurado de por vida.

Pero todo eso no era lo de mas importancia para Dolza. Miró el humeante, destrozado cuerpo de Zor. Los médicos se congregaron alrededor del genio caído con sus aparatos y medicinas, pero Dolza había visto suficientes bajas en combate para saber que Zor estaba más allá de la ayuda.



Zor lo sabía tan bien como Dolza. Dejándose llevar por algo parecido a un delirio, sintiendo sorprendentemente poco dolor, escuchó intercambios de palabras acerca de la fortaleza dimensional. Sonrió a sí mismo, aunque le dolía su cara quemada, agradecido que la nave espacial había escapado.

Una vez más, él tuvo la Visión que lo había decidido a enviar la nave; como amo del poder sin límite de la Protocultura, con su inteligencia sin par, tenía acceso a mundos ocultos de discernimiento y caminos invisibles de conocimiento.

Él vio un otra vez infinitamente hermoso mundo blanquiazul flotando en el espacio, bendecido con el tesoro que era la vida. Percibió que éste era o sería el punto esencial de acontecimientos transcendentes, la encrucijada y lugar decisivo de un conflicto que haría estragos a través de la galaxia.

Una columna de energía mental pura ascendió del planeta, un pilar de fuerza deslumbrante de cien millas de diámetro, chisporroteando y balanceándose, girando como un torbellino, expulsando capas tenues de brillantez, subiendo alto y más alto en el espacio en una cuestión de instantes.

Como lo había experimentado antes, Zor se sintió insignificante ante la fuerza mental del ciclón. Entonces su cumbre inesperadamente dio forma a una gran ave, un fénix de esencia mental. El ave de fuego de transfiguración extendió alas más anchas que el planeta, elevándose lejos a otro nivel de existencia, con un grito tan maravilloso y triste que Zor olvidó su muerte inminente. Él lloró por el esplendor terrible de lo que estaba por venir, dos lágrimas fluyendo en sus quemadas mejillas.

Pero él estaba animado por una convicción renovada que la fortaleza dimensional debía ir hacia ese planeta blanquiazul.

Los sonidos de las últimas escaramuzas procedían de la distancia al mismo tiempo que los Zentraedi acababan y ejecutaban el resto de las tropas Invid. Dolza estaba mirando el ennegrecido cuerpo de Zor al mismo tiempo que su vida se escabullía a pesar de todo lo que los médicos podían hacer. Dolza sospechó que Zor no desearía -no se lo permitiría a sí mismo- ser salvado.

Cualquiera que fuera el plan de Zor, no había forma de cambiarlo ahora. La nave misma, junto con unos pocos Zentraedi leales a Zor solamente, habían saltado más allá del alcance de los Maestros Robotech -al menos por ahora.

Era un poco confortable para Dolza saber que las transmisiones finales desde la fortaleza dimensional, en los momentos antes de la transición mediante una transposición espacial, indicaron que los traidores a bordo habían sido gravemente heridos durante la batalla por tener que atravesar el ataque sorpresa Invid.

"Zor, si mueres, la misión se ha terminado y debo regresar en derrota y humillación", dijo Dolza.

"He frustrado el plan de los Maestros Robotech por controlar el universo". Zor tuvo que hacer una pausa para toser y recuperar su aliento, con un estertor en éste que indicaba muerte. "Pero una más grande, más importante misión está sólo empezando, Dolza..."

Zor tosió de nuevo y estaba inmóvil, los ojos cerrados para siempre.



Dolza permaneció ante una pantalla que era grande aún para los Zentraedi. Ante él estaba la imagen de un Maestro Robotech. Dolza habló servilmente.

"...por lo tanto no tenemos idea de dónde está la fortaleza dimensional, al menos por el momento".

El rostro afilado del Maestro, con su nariz de halcón, cejas vivaces y pelo enredado, mostraba una furia absoluta. Dolza no estaba sorprendido; Zor, quien había dado a los Maestros la clave para su poder, y la poderosa fortaleza dimensional perdida, ¡de un golpe! Dolza se preguntaba si los Invid se dieron cuenta exactamente de cuanto daño les habían infligido en una invasión repentina que de otro modo habría sido una escaramuza insignificante.

La voz del Maestro Robotech era casi inanimada, neutra. "¡La fortaleza dimensional debe ser recuperada a toda costa! Organiza una búsqueda inmediatamente; debemos enviar a la flota Zentraedi más cercana a la misión enseguida, y todas las demás tomarán parte en el esfuerzo si es necesario".

Dolza hizo una reverencia a la imagen. "¿Y Zor, mi señor? ¿Qué le parece si hago que sus restos sean enterrados en su amado jardín?"

"¡No! Congélalos y tráelos de regreso a nosotros personalmente. ¡Protégelos bien! Todavía podemos extraer información de sus materiales celulares".

Con esto, la imagen del Maestro desapareció de la pantalla.



"¡Salve, Dolza! Breetai reportándose como ordenó".

Dolza lo examinó por encima. Un día o dos de curación Zentraedi tenían al comandante de mayor categoría en forma buscando obligación; aunque era de nuevo el gladiador feroz que siempre había sido, era muy diferente.

El daño hecho por los discos de exterminio de los Invid no podría ser completamente invertido. La mitad derecha del cuero cabelludo negro de Breetai y casi la mitad de su cara fueron cubiertas por una prótesis destellante de aleación, una especie de capucha, su ojo derecho reemplazado por un lente de cristal brillante.

Breetai siempre había sido dado a los modales sombríos, pero su mutilación a manos del enemigo lo había hecho distante, frío e iracundo. Dolza dio el visto bueno.

Dolza había requerido a Breetai a un lugar en el perímetro de la reforzada base donde las Flores de la Vida estaban germinando en el suelo. El comandante supremo rápidamente resumió la situación. Los detalles de la larga lucha entre Zor y los Maestros, y el plan secreto de Zor para el futuro de la Protocultura, sobresaltaron a Breetai, al igual que lo hizo cierta otra información que Dolza era el único para decir.

"Eres mi mejor comandante de campo", Dolza concluyó. "Conducirás la expedición para volver a tomar la fortaleza dimensional".

La luz del sol brilló en la pieza metálica de la cabeza de Breetai. "Pero -¡si saltó!" La compasión no era parte de la gama emocional Zentraedi. Dolza por lo tanto no mostró ninguna. "Debes tener éxito. Debes recuperar la fortaleza y su fábrica de Protocultura, antes que los Invid lo hagan, o habremos perdido todo por lo que hemos trabajado".

Las facciones de Breetai se resolvieron en líneas tirantes de firmeza. "¡La fortaleza dimensional será nuestra, bajo mi juramento!"

Traducido por Guillermo Fallas

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