The End of the Circle

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Capitulo 21

Se ha afirmado que todas las leyes de la ciencia, nuestra propia habilidad para predecir eventos futuros, fallarán al alcanzar la singularidad. Que el horizonte de eventos del agujero negro atrapaba la trayectoria desesperada en el espacio-tiempo de la luz -no más que una membrana de una sola dirección, estamos a punto de descubrir. Si sólo el Dr. Hawking estuviese aquí para unírsenos.

Dr. Harold Penn, El Breve pero Eterno Viaje del Peter Pan

Al igual que la luz láser en un cuarto de reunión la identidad cibernética de Louie penetró a través del umbral de seguridad de neblina verde dirigiéndose hacia el núcleo de funciones superiores de la Conciencia y como una saeta directamente dentro de un grupo de comandos de telemetría a cargo de la programación de los datos dimensionales en las unidades impulsoras de las naves esféricas. El equipo estaba desplegado en una formación en forma de V detrás de él, lanzando fantasmas contra aproximantes hileras de bytes de defensa.

Stucker había encontrado que algunos de ellos en realidad podían ser asimilados y vueltos en contra de su misma especie.

Louie era un corebac en ese momento de estasis antes de la afluencia inevitable de los delanteros y zagueros, buscando a través de bancos de datos en un esfuerzo temerario para localizar la nave prototipo que inteligencia había identificado como casi terminada. El equipo estaba haciendo un trabajo increíble de bloqueo a las ponzoñosas avanzadas de la Conciencia, pero la línea estaba comenzando a debilitarse.

De regreso a bordo del Ark Angel, los dedos de Louie tatuaban corazonadas y posibilidades a su mente disociada; sus dedos danzaban en la cruz direccional, guiándolo lejos de las trampas freidoras de cerebros.

Entonces, repentinamente, él la encontró: una nave en línea designada por una serie desconcertante de iconos emblemáticos y análogos alfanuméricos. Como se esperaba, la nave había estado protegida contra el ingreso, pero ya no. Louie intervino el programa principal y tipeó una nueva secuencia de comandos en la consola.

Sondas neuronas, entretanto, estaban mordisqueando el perímetro de la nebulosa en la que él se había escondido. No quedaba más tiempo para encontrar los comandos de producción de las unidades impulsoras espaciales; Dana tendría que ocuparse de eso ella misma.

"¡Desconéctense!" Louie ordenó cuando la primera de las sondas penetró su red de defensa. "¡Desconéctense!"



Scott Bernard maniobró el Alpha a través de una tempestad de discos de aniquilación lanzados desde las cercanas series de armas de plasma de Haydon IV. Los grandes cañones del planetoide todavía estaban apuntando sobre las pocas naves que quedaban del grupo de batalla Karbarriano. Los escuadrones de Guerreros de los ursinoides literalmente habían sido bolados en pedazos durante los ataques kamikazes de la contraofensiva llevada a cabo por nube tras nube de zánganos de trabajo. Pedazos dispersos de esos Guerreros flotaban alrededor del Alpha, alcanzados por destellos explosivos, de color cyan y carmesí.

Pero Haydon IV había estado recibiendo una golpiza también. Era una monstruosidad de ojos gemelos por debajo de él ahora, las superficies hemisféricas chamuscadas y derretidas, los tubos fábrica agujereados y dando salida a salpicaduras de escombros de aleación.

En el medio campo de la vista de la cubierta corrediza curva de la cabina del Alpha flotaban cien o más de las naves esféricas de Haydon, temporalmente abandonadas en diferentes fases de preparación.

Scott no había pilotado un operativo de combate espacial en mucho más de un año y se sentía oxidado. Tan falto de práctica como el primer día en que él había pilotado un Veritech por la atmósfera de la Tierra, un VT verde que Lunk tenía escondido en un granero viejo. Pero no importa. Los discos chamuscantes, los rayos verdes azules, esos guadañazos de luz agitada eran leves comparados con su tormento interior.

Marlene estaba muriendo. ¡Nuevamente!

Y esta vez él la había matado.

"Líder A," anunció una voz femenina por la red de mando. "Los escudos de la nave objetivo abajo y desactivados. Usted está listo para abordarla. Puede hacer entrar a su equipo, Coronel."

Scott agradeció al Comando del Ark Angel y pasó a la red táctica para comunicarse con sus pilotos de flanco. El escuadrón había perdido sólo un mecha, un Beta rojo piloteado por un teniente de la Base Marte que Scott había conocido desde la niñez, quien había quedado atrapado entre los cañones principales de Haydon IV y la nave insignia recientemente incapacitada de los Karbarrianos.

Atomizado, Scott pensó. Liberado.

"Coronel," la voz de la red de mando dijo chillonamente, "¿por qué se está demorando? Los escudos del objetivo están abajo, repito, abajo." Scott sacudió su cabeza liberándose del pensamiento y se dirigió al Alpha, pensando al mecha completamente a modo Battloid.

Así reconfigurado, el escuadrón comenzó a seguirlo.

La nave esfera se agrandó enfrente de él hasta oscurecer todo lo demás. La superficie era uniforme y lisa excepto por el contorno borroso de una compuerta hexagonal por debajo de la curva de su lado de estribor.

Allí no había puertos de observación, ni armas o conjuntos de exploradores a la visita. Ninguna manera de ver a dónde podrían estar dirigiéndose y ninguna manera de protegerse una vez allí. Pero Dios mediante, la desafortunada tripulación del SDF-3 los estaría esperando. Y con ellos la Reina Madre Invid. La esperanza y salvación de Scott.



"Sólo quédense en su sitio," Vince Grant aconsejó después de que él había expresado cuan bueno era oír la voz de Max. "Enviaremos Alphas allí abajo para recogerlos tan pronto podamos."

"No veo que tengamos muchas opciones, Vince," Sterling le dijo.

Afuera de los puertos de observaciones del puente las baterías principales de Haydon IV estaban inactivas; ellas por supuesto habían estado inactivas a lo largo de la duración del ataque Karbarriano, pero ahora ellas estaban cerradas también. La primera suposición fue que la Conciencia había aquietado el fuego del planetoide una vez que la flotilla Karbarriana ya no había sido considerada una amenaza. Pero luego Exedore había obtenido información a través del Ark Angel de que la super inteligencia entera estaba temporalmente apagada, probablemente como una respuesta a los programas virus que Nichols había infiltrado durante la incursión que había reclamado la vida de uno de los miembros de su equipo.

El Ark Angel se estaba acercando al maltratado planetoide después de un breve impulso reflex, la mayoría de sus escuadrones de mechas desplegados en operaciones de búsqueda y rescate entre los remanentes del grupo de batalla Karbarriano. La nave esfera robada -bajo el control remoto de la IA del Angel- se reuniría con ellos a medio camino con el equipo de Scott Bernard a salvo adentro.

"¿Cuáles son tus estimaciones de sobrevivientes, Max?" Vince preguntó.

"Probablemente doscientos Karbarrianos más o menos," Max respondió después de un momento. "Muchos de ellos en mal estado. Alrededor de dos docenas de Praxianos y tres o cuatro Spherisianos. Luego estamos nosotros siete."

"¿Siete?" Vince dijo.

"Veidt y Vowad," Max explicó. "Ellos nos ayudaron a salir del centro de producción, Vince. No tengo ninguna duda en llevarlos conmigo."

Vince reflexionó. "¿Supongo que ellos no quieren estar en los alrededores cuando Haydon despierte, huh?"

"Tampoco yo," Max afirmó. "La luna de miel acabó en este lugar."

Una sonrisa jaló las esquinas de la boca ancha de Vince. "Lo veré pronto, Comandante," él cortó la comunicación.



En el nuevo-espacio, quince Battlepods Zentraedi se lanzaron desde la bahía de mechas delantera del SDF-3 en formación con el Pod de la Oficial Kazianna y se dejaron caer hacia la superficie primaveral de un mundo desconocido.

Algo invisible e imprevisto había sido detectado allí y desde entonces había desaparecido con dos miembros del grupo de exploración de Hunter. El almirante -tal vez todavía no convencido de que la fortaleza había sido arrojada lejos de las costas familiares- había pedido refuerzos de dos equipos de XT, probablemente con la esperanza de que alguien -Karbarriano, Garudiano, o lo que fuera- fuera capaz de comunicarse con la cosa invisible.

Esta cosa imprevista.

Kazianna se encontraba pensando en Drannin y en la esfera que los niños habían ensamblado y destruido. ¿Estaban ellos realmente cantando Aurora? Ella se preguntó. ¿Enviando una llamada telepática a la Sterling más joven del modo en que ella había enviado otrora un llamado a su hermana mayor a través de un mar de estrellas?

Un S.O.S., Lisa lo había llamado.

¿Y qué de este extraño planeta que había traído a la fortaleza aquí? Así era cómo ella lo consideraba, a pesar de lo que Lang y los otros decían sobre vacíos intergalácticos y modelación.

No, esto era más que un mundo; ella estaba segura de eso. Tal vez hasta era una inteligencia en sí misma, con algo para enseñarles a todos ellos.



Las consolas de control y cubiles de aceleración, la composición interior general de la nave esfera, no habían sido diseñados para las manos humanas o los ojos o los traseros, Scott había decidido. Tampoco, en cuanto a eso, se habían tenido en cuenta dedos cristalinos, manos-garra, o extremidades más grandes de lo común.

La nave era meramente una cámara esférica de metal emitiente de luz dividida en varios niveles por pisos sin rasgos característicos, inconexos por escaleras de mano, escaleras, o tubos elevadores. En lo que tenía que ser el nivel de comando había una mesa de trabajo continua y circunferencial a un metro veinte centímetros del piso sin nada como una pantalla o una tecla de función para estropear su superficie lisa.

Fue sólo por la manipulación remota de Louie Nichols de la compuerta externa que el equipo de Scott había sido permitido acceder a la nave, y sólo debido a su desactivación de la gravedad artificial de la nave que ellos habían podido explorar.

Entonces, justo cuando Scott estaba pensando que nadie a excepción del propio Haydon sería capaz de hacer uso de la nave, la mesa-consola repentinamente cobró vida, decorada con bandas de colores como los anillos planetarios de cierto gigante gaseoso, y una enorme imagen proyectada del puente del Ark Angel tomó forma en el centro de la esfera.

"El Doctor Nichols me asegura que usted puede verme, Coronel," Vince Grant dijo, como si él estuviera en la misma nave. "¿Es eso cierto?"

Preguntándose por un momento hacia dónde dirigir sus palabras, Scott se encogió de hombros y dijo a la imagen proyectada, "No sólo a usted, General, sino a todo el puente del Angel. Al Doctor Nichols, a la Sra. Grant, al Doctor Penn, a Cabell, a Exedore, a los Sterling, a todos ustedes, señor." Él pensó preguntar qué rayos estaban haciendo allí Veidt y Vowad pero decidió no hacerlo.

Louie Nichols saludó con la cabeza en el fondo. "Vamos a comenzar a transportar ciertas cosas allí para usted, Coronel," él empezó de una manera suave no característica en él. "Componentes de la IA a bordo del Angel, los que se convertirán finalmente en nuestro hardware de interfaz con la central de energía de esa nave."

"¿Entonces podemos hacer uso de ella?" Scott preguntó. "¿Usted nos puede llevar a través de la brecha?"

La cara de Louie se vino abajo un poco, y Scott recordó haber oído sobre el compañero de equipo que Nichols había perdido.

"Estoy seguro de que podemos hacer eso, Coronel. Sólo que no estoy tan seguro de poder atravesarla para traernos de regreso."

Nadie se refirió a eso.

Vince aclaró su garganta. "Comenzaremos transportando elementos esenciales para el soporte de vida, mechas, y personal tan pronto como el Doctor Nichols tenga a su equipo en posición."

"Bueno, no hay mucho de lo que podamos disponer para arreglar una bienvenida," Scott le dijo. "No hemos encontrado el gabinete del licor aún."

Una risa cortés recibió el comentario, principalmente de los propios miembros del equipo de Scott.

Vince señaló con un ademán hacia atrás de él. "Cabell y Exedore no se nos unirán, Coronel. El Ark Angel irá hacia Tirol después de desembarcar sus pasajeros Karbarrianos. Y con optimismo servir como nuestro faro en este reino una vez que nosotros hayamos, bueno, cruzado al otro lado."

Scott tragó en seco, pensando en la Estrella de Ranaath. "¿Quiénes serán la tripulación de esta nave, entonces, señor?"

"Lo he puesto a consideración voluntaria, Scott. Jean y yo y el Doctor Penn estamos yendo para allá. Y hasta ahora tenemos tres escuadrones de pilotos de mechas y un número suficiente de equipos de auxilio técnico."

"Espero que usted ya me haya incluido, Comandante," Scott dijo, sintiendo que Vince había dejado algo pendiendo en el aire.

Vince asintió con la cabeza. "Lo hice."

Scott cruzó sus brazos y miró con fijeza el piso. "Sólo hay una cosa más, señor . . . El, ah, simulagente Invid. Yo estaba, usted sabe, pensando que ayudaría el traerla con nosotros."

"Marlene nos acompañará, Scott." Vince intercambió miradas breves con Louie. "No parece haber quedado nada para ella en este reino."

O quedado mucho de ella, Scott lo mantuvo para sí mismo.



La transferencia de provisiones y personal llevó menos de doce horas, tiempo durante el cual Haydon IV hizo menos que moverse. Pero finalmente llegó el momento de separarse para el Ark Angel y la nave robada.

Louie canceló el solapamiento y activó los comandos originales que la Conciencia había programado en las unidades impulsoras de la esfera, y los sistemas de la nave instantáneamente se pusieron en línea.

Mientras Cabell y el resto observaban desde el puente del Ark Angel, los colosales impulsores ardieron una vez y lanzaron a la nave hacia el ojo negro de la Estrella de Ranaath. La esfera pareció quedarse inmóvil suspendía al borde del remolino por el más breve de los instantes antes de desaparecer del espacio y del tiempo.



A miles de kilómetros distante, la envejecida y moribunda tripulación de una segunda nave monitoreaba la prolongada zambullida de la nave esfera en el agujero negro y la partida subsecuente del Ark Angel. Ellos luego volvieron su atención hacia el reconfigurado Haydon IV y aguardaron.

Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina)

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