The Sentinels Libro II - Dark Powers1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
En mi estado de androide, carezco de los términos
de remisión humanos apropiados para explicar suficientemente
lo que está aconteciendo aquí. Sólo puedo dar sinopsis
basadas en hechos. Pero hay una frase humana, empleada en la descripción
de eventos deportivos, eso se me ocurre, Dr. Lang: “divertirse
sobre su cabeza,” la que se refiere a la realización –debido
a factores psicológicos, emocionales, y otros factores que resisten
los análisis– en exceso de lo que uno lógicamente
podría esperar bajo circunstancias dadas. Janice Em (en el estado de androide) en un reporte al Dr. Emil Lang
Pero siempre, en segundo plano, allí estaba esa pequeña voz aguijoneándolo y consumiéndolo. Él quería tanto estar allí afuera en un VT, haciendo la única cosa que él siempre había hecho realmente bien en su vida –volar un avión. Quedarse fuera de la competencia inexorable y sin embargo estar tan cerca, tan íntimamente envuelto en ello, era semejante tortura angustiosa que parecía que el universo debía estar en su contra –aquella Creación era maligna, después de todo. Él también estaba manteniendo un ojo nervioso en esa enorme unión potenciada a Sekiton que mantenía a la nave unida y hacía a la Farrago un todo funcional; si fallaba, los Sentinels serían historia. El par de elementos del Skull de dos naves enviados por Max atajaron el vuelo de seis Shock Troopers blindados que habían penetrado la esfera defensiva de los Sentinels. Mucho menos maniobrables que los Pincers, los Shock Troopers cargaban poder de fuego más pesado y no habían dudado en entrar como kamikazes. Pero los VTs llegaron allí primero, dos Alphas y un elemento heterogéneo compuesto por un Beta y un Logan. Los Alphas pasaron a modo Guardián, en ese proceso único para la Robotecnología que Lang había denominado mechamorfosis. El Beta se reconfiguró como cierto origami ultra tecnológico, adelgazándose y extendiéndose al fluir los componentes hasta que estuvo en modo Battloid, un destellante cuerpo Robotech de apariencia hercúleo. El Logan pasó a Battloid, también, mechamorfoseándose en respuesta a la imaginación de su piloto. Mientras que los Alphas lucían más humaniformes en Battloid, el radomo de forma de bote del Logan lo hacía parecer como la mitad superior de un torso Robotech que había sido alzado lejos y cierta máscara de ídolo egipcia, el Espíritu de la Nave cohete de Propulsores Gemelos, había bajado en su lugar. Pero todos los VTs estaban balanceándose y moviéndose en ángulo para confrontar a los Invid. Los Battloids asieron los cañones reposicionados que habían sido sistemas de armas integrales para los Beta y Logan pero eran ahora armas de infantería de mano, con cañones tan anchos como cañerías matrices, para los caballeros Robotech. Los atacantes entraron, y los seres de la tripulación en el puente se agacharon repentinamente de forma involuntaria, cuando la oscuridad se iluminó con rayos cruzados de pura destrucción y corrientes de discos de aniquilación. Los Shock Troopers parecían acorazados bípedos, sus antebrazos con garras abultados como carapachos de mariquitas. Sus únicos grupos de ojo-sensor no delataban ninguna emoción, y sus cañones gemelos montados en ambos hombros los hacían parecer invencibles. Pero luego los Battloids estaban allí, y los mecha volaron rápidamente entrando y saliendo de la línea de tiro de uno y otro; las enormes descargas de energía iluminaron a la tripulación del puente debajo. El Logan voluminoso estaba de pie en la cara del fuego fulminante de un Shock Trooper, el duelo de armas una simple pregunta de quién podría conseguir un primer disparo efectivo. Entretanto, un segundo Trooper estaba ejecutando un rizo alrededor para hacer un paso desde las seis en punto, y nada que Rick pudiera hacer en el puente podía conseguirle una conexión segura con ese piloto condenado. Poco más o menos a tiempo el aproximante Trooper se rompió en fragmentos frente a la monstruosa efusión del arma del Beta-Battloid, las cubiertas de los compartimentos de misiles del torso volaron hacia atrás y un montón de Swordfish aire a aire serpenteó hacia el Invid. El Shock Trooper blindado desapareció en una nube de detonantes ojivas de combate. El Beta cambió su actitud de vuelo con un complejo disparo de sus muchos impulsores direccionales, y atacó de nuevo con su artillería de mano en apoyo al Logan.
Otra concusión sacudió a la nave insignia y un rayo saltó al exterior desde el cañón del arma principal de la GMU. Aquel fue calibrado para una dispersión más ancha esta vez, ya que las naves transportes en forma de concha de almeja ya no eran un objetivo de mérito. El estupendo disparo del cañón derribó a unos cuantos mecha enemigos, como matar varias moscas con un obús. Pero esto no era un duelo de artillería; los mecha decidirían el día.
El Beta se colocó en su camino, el pack trasero de propulsores llameando tan fuerte que el flujo de llamas sopló a través de la cubierta adamantina del puente. Algunos sistemas se sobrecargaron y áreas de los escudos fallaron. Hubo explosiones, arrojando llamas y metralla, y los oídos de todos estallaron cuando la nave comenzó a perder atmósfera. Sólo unos cuantos Sentinels estaban de pie. Lron, al timón de mando, mantuvo su lugar y dejó salir un ruido sordo desafiador. Desde donde ella estaba parada, las manos en su pequeña espalda, Lisa parecía en todo respecto el capitán –cerca del timón. Ella vio a Rick todavía en su lugar; él se dio vuelta, con una mirada furiosa en su cara, una mirada que era frecuente y privada –sin embargo ella contenía tanto miedo, salvajismo... Pero en ese momento, él vio que Lisa estaba bien, e irrumpió en una sonrisa y le mostró los pulgares levantados, luego se dio vuelta y regresó a sus deberes de coordinación. Lisa entendió que el pánico en los ojos de él era porque ella podría haber sido herida, o muerta. Había sido un vacío repentino –una inmovilidad, realmente. Miedo verdadero, y Lisa lo reconoció porque ella lo había visto antes, y sentido ella misma. Terror de que él la hubiese perdido; ello lo había debilitado por un momento. Ella puso el pensamiento a un lado. Unos cuantos cientos de metros sobre la enorme burbuja del puente, el Logan dañado en realidad había derribado al Shock Trooper blindado que se aproximaba, interponiéndose y luchando mano a mano con uno de los mecha más temidos del enemigo. La tripulación del puente no podía oír el crujido del metal, el silbido de los sellos comprometidos, la rotura de soldaduras y uniones. Ellos miraban la lucha silenciosa cuando el Beta más grande y fuerte entró precipitadamente para prestar apoyo. Pero el Beta estaba demasiado lejos. El Shock Trooper blindado agarró al Logan en cierta posición de boxeo cuerpo a cuerpo de mecha, extendiéndose sobre aquel, y lo dobló hacia atrás a través de una rodilla. Hubo resoplidos de la atmósfera que escapaba y arcos eléctricos del sistema de circuitos destruido. El Beta entró por el lado siego del Shock Trooper, rebotando para poner en marcha los propulsores de nuevo y trabarse con él en combate mortal. A pesar de todo el Shock Trooper lo pudo hacer, el Beta Battloid forzó sus brazos hacia atrás y más atrás –y logró un asimiento de lucha totalmente humano, liberando un brazo para asir la cabeza-torreta monolítica, penetrarla, violentarla, aplicarle torque con todo lo que tenía. Rick estaba ordenando al Beta retirarse; la nave insignia había maniobrado de modo que el cañón de la GMU sería aplicado. Pero el Beta no podría abandonar su asimiento de muerte sobre su enemigo. Las pinzas del Shock Trooper rasparon surcos profundos en la armadura del Beta; su antebrazo oval palanqueó en movimientos concebidos para permitirle liberarse. Fue en vano. El Beta dobló el brazo del Shock Trooper hacia arriba y atrás de aquel, y Rick entendió en ese momento que donde problemas de Robotecnología aún se mantenían de pie, un factor decisivo emergía. Ese factor tenía que ver con cosas que eran los opuestos exactos de los procesos mecánicos. Emoción y confianza, una pasión por la victoria que era abastecida por el odio de los ultrajes que el Invid había perpetrado; en lugar de las instrucciones indisputables que el Invid tenía de su Colmena, el Beta estaba animado por un deseo mentalmente razonado de ganar. El Beta colocó su codo libre debajo de la barbilla del Shock Trooper y apretó hacia arriba y atrás, y más atrás. Todo esto, mientras los VTs y los mecha enemigos remolineaban y luchaban, mientras los tantos de la matanza subían, mientras las cañoneras de la Farrago martillaban. Hubo una ventilación hacia el exterior, luego los sellos cedieron y la atmósfera se escurrió del Invid, junto con lo que parecía ser un líquido verde que se convirtió en sartas de cuentas y glóbulos sin peso y vapor tan pronto golpeó el vacío. El Invid se partió con separaciones explosivas de sus articulaciones. El Beta vigorizó un voluminoso pie contra la carcasa muerta de aquello, y empujó libremente. El Beta navegó como cierta muñeca deforme hacia el Logan inerte. “No hay lecturas de vida,” alguien transmitió las lecturas a Lisa; el Logan estaba tan destrozado que ello no causó ninguna sorpresa. Rick observó desde sus aparentemente primitivos pero sorprendentemente sofisticados telescopios. Sus rasgos no tenían expresión; reservado. “Ésos son los Valdezes.” Todos los conocían, hermano y hermana grandes pilotos de VT, primeros en la lista de ases. Henry había pilotado el Logan; su hermana acababa de vengar su muerte en el poderoso Beta. Los repetidos ataques del Invid sólo habían tornado la batalla en un disparo al pavo; al que los mecha de la REF no cazaron, las armas de los Sentinels se las habían arreglado para encontrarlo. Lisa oyó de sus analistas de comunicaciones que la destrucción instantánea de la nave comando de las fuerzas especiales había abstenido la palabra de salir hacia Optera, o aún Karbarra, por la presencia de los Sentinels. Algo del lado de la superficie podría haber detectado las descargas de las armas en el espacio, pero la guarnición Invid debe haber estado indecisa como para averiguar qué significaban. Karbarra tenía un anillo planetario grueso, y los Invid de abajo podrían pensar que ello era la causa de la avería de las comunicaciones. No marcaba mucha diferencia para los Sentinels ahora; los humanos y los XT por igual, habían ido a la guerra –y en esta era Robotech eso significaba algo a lo que ellos estaban acostumbrados: a ganar o morir. Las andanadas de energía y las contra-andanadas enviaron estrechos rayos de luz brillantes segantes y corrientes de furiosos discos de aniquilación color rojo anaranjado sesgando por la negrura. El mecha giró rápidamente y se abalanzó como una nave maniobrando en la atmósfera, aunque eso fue prodigiosamente derrochador de poder; tales eran las peculiaridades de la Robotecnología, que los afilados instintos de pilotear en la Tierra de los pilotos se canalizaron al hecho por los cascos pensantes. Era lo más pesado de la competencia inexorable, el punto central de la vida del piloto guerrero, el Corazón de lo Sinrazón –la terrible jurisdicción de la refriega aérea. Andanadas de misiles silbantes y ráfagas de energía de gran poder fueron intercambiadas que parecían casi materiales. Máquinas agujereadas y dañadas se desplomaron y giraron, dejando escapar atmósfera y llamas, y muriendo. El Invid luchó con la unanimidad de la mente grupal, pero se volvió manifiesto que la REF, también, había aprendido a pelear la guerra con concentración total. Ningún lado carecía de ferocidad. Pero la marea se volvió en favor de los Sentinels; en una competencia inexorable Robotech de gran tamaño como aquella, el cambio no se demoró en manifestarse. Max y Miriya volaron a través de aquel como dioses, repartiendo muerte cuando veían a un oponente y, por su intervención, otorgando vida para llenar a los pilotos de VT. Max se sintió como si él tuviese un margen extra, con Rick detrás en el puente. Otrora, el jefe de Max como Líder de Skull, Rick había estado alejado del vuelo de combate demasiado tiempo para estar saltando a un asiento de VT, no importa cuán inquieto él podría sentirse. Max ya había salvado la vida de Rick una vez, a riesgo considerable para sí mismo, desde que Rick había comenzado a rozarse con las restricciones de la vida de un almirante. Max ahora no tenía que soportar tales distracciones; con el poder enormemente aumentado que los pods y otros intensificadores de sus Alphas les daban, Max y Miriya, compañeros de escuadrón y almas gemelas, volaban a donde ellos querían. Poderosos Enforcers y evasivos Pincers eran sus presas, como presas para los tigres. Las presas Invid acechaban a los VTs, también, con fuego que podía matarlos, pero eso sólo hacía la caza más digna de atención. Construcciones de computadora y sensores de la batalla en varias piscinas de pensamiento de análisis táctico mostraban un nimbo móvil de muerte y destrucción –Max y Miriya Sterling, en un rendimiento casi sobrehumano de habilidad y excelencia de combate aéreo. La marea se volvió rápido y seguramente contra los sobrevivientes de las fuerzas especiales de Senep. En segundos, la balanza se había inclinado evidentemente; el Invid estaba tratando de retirarse, de correr hacia las naves de transporte de tropas que ya no estaban allí, cuando los disparos del cañón de la GMU de Vince Grant encontraban su marca una y otra vez. La comitiva retornante Invid tropezó con cierto instinto elemental de persecución en los VTs, y ellos se precipitaron, apiñándose, para la matanza. El campo entero de mecha Invid que se retiraba estuvo repentinamente en una galería de tiro como nada visto en ninguna riña Robotech hasta ahora. Algunos volvieron para combatir, otros corrieron y esquivaron; los pilotos del Skull fueron tras todos ellos, sin misericordia porque ellos habían visto lo que el Invid les hacía a los mundos cautivos, y hambrientos de muertes. Lobos pilotando al rebaño ya no eran insaciables. Ocultos de Karbarra por su anillo planetario y por los esfuerzos de interferencia de los técnicos del ECM, los Sentinels se las habían arreglado para ganar su primer batalle con un tipo de recato no premeditado. Pero el primero de sus eventos principales esperaba abajo. La última de las matanzas aún estaba en marcha, la limpieza de los mecha Invid se estaba llevando a cabo por los hombres y mujeres del escuadrón Skull, pero eso ya era un hecho consumado. Rick Hunter quiso quedarse donde él estaba hasta que el último de los VTs regresare, a salvo, o al menos tenido en cuenta. Pero él sabía que no podía; el ataque a Karbarra debe lanzarse ahora, dentro de la hora, porque la presencia de los Sentinels ya podría haber sido descubierta. Rick tuvo una visión repentina de Henry Gloval, y supo lo que había estado tratando de inclinar los hombros del viejo cuando él se paraba allí en la cubierta de la SDF-1 en los viejos días. Rick pensó en Lisa con un vasto estallido de amor, y se preguntó si alguno de los Sentinels estaría vivo en unas cuantas horas.
El resto de los Sentinels coincidieron con eso y Rick Hunter golpeó con estrépito la palma de su mano sobre la mesa en forma de U, haciendo a todos, aún a los imperturbables Lron y Crysta, sobresaltarse un poco. “Perdí a ocho buenas personas en la pelea hace un momento, y ocho mecha que no podíamos afrontar perder; ¡no perderé más si lo puedo evitar! Cuanto más rápido usurpemos la guarnición planetaria, tanto menores serán nuestras pérdidas y más rápido ganaremos las mayores instalaciones de producción de mecha.” Lron repentinamente se levantó, allí debajo del domo del puente donde una mesa de caballete había sido instalada encima de barriles de cerveza Karbarriana vacíos. “Y yo digo que nosotros, nosotros...” Él parecía estar flotando en pensamientos, y varios de los Sentinels se miraron unos a otros, especialmente los humanos. Pero nadie parecía tener una explicación. Sin embargo, las muertes de los pilotos guerreros asignados por la REF eran la responsabilidad directa de Rick, así que él se encontró presionando su propio punto de vista. “¡Debemos explotar nuestra ventaja táctica actual completamente, para minimizar nuestras pérdidas, atacando al instante! Las computadoras y los sensores de Inteligencia y el personal de operaciones del G-3 ya ha fijado exactamente los objetivos Invid primarios y secundarios en Karbarra. Nuestros VTs están siendo reabastecidos de combustible y rearmados en este momento; podremos atacar en alrededor de una hora. Camaradas Sentinels, liberemos Karbarra.” Lisa estaba mirando a Rick con otros ojos. Admitido, él odiaba su trabajo de escritorio, pero él había cargado con la responsabilidad que se le había asignado y estaba experimentando ese tormento, esa casi esquizofrenia, que cualquier oficial comandante decente reconocía en combate: la necesidad de llevar a cabo la misión medida contra las vidas de su comando. Ella no hubiera deseado ello sobre él, pero vio ahora que él había logrado su desarrollo completo, como el Capitán Gloval lo había dicho siempre. Rick, por su parte, examinó a su esposa y vio que ella entendía las fuerzas rivalizando para desgarrarlo –él entendía, también, más claramente que lo que él lo hizo alguna vez, las fuerzas que habían presionado a Lisa tan agonizantemente cuando ella era la primer oficial de la SDF-l, y más tarde la capitana de la SDF-3. Rick tuvo media revelación. Yo preferiría estar en una cabina, responsable de un VT y de mi propia vida, ¡porque es más fácil! Dejemos pasar esta copa... Pero no pasó. No obstante, Rick vio que Lisa entendía completamente, y eso le dio una fortaleza que lo sorprendió. Él también sintió un poco de vergüenza; ¿con qué frecuencia ella había estado en este tipo de dilema, cuando él no podía ver más allá de sus propios problemas de Líder de Skull? Cada vez que él pensaba que había quedado sin razones para amarla, una nueva aparecía. Excepto que eso no lo ayudaba con su problema Karbarriano. Lron, hasta ahora, el fornido oso papá, balanceó un puño del tamaño de un pavo de día de Acción de Gracias, y quitó una porción considerable del borde de la mesa más cercano a él. “¡No!” Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina) |
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