La Nueva Generacion - Symphony of Light1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 epílogo
Papá no planeó una carrera como un voyeur –al menos, no conscientemente. Él sólo se encontraba mirando aquí cuando debía haber estado mirando allá, tropezando accidentalmente con esto cuando debía haber estado ocupado con aquello:.. Hasta el incidente en los baños. Pero a veces me pregunto cuánto alentaba Mamá el comportamiento de Papa. Yo le pregunté a ella sobre eso una vez, y lo único que ella me diría fue que Papá obtuvo lo que merecía. Luego ella sonrió falsamente. María Bartley-Rand, La Flor de la Vida: El Viaje Más Allá de la Protocultura
Ella estaba jugando a la celebridad anfitriona con sus brindis y cumplidos ahora, usando su copa para vino como un micrófono de soporte y modelando el vestido de chifón rosado que Rook le había regalado. Su cabello estaba cepillado y separado en el centro, por una vez siquiera libre de la maloliente gorra de E.T. sin la que rara vez se la veía. “Por la más linda y pequeña luchadora de la libertad de loa alrededores,” Scott dijo desde la mesa, alzando su copa. “Gracias, gracias, damas y caballeros,” Annie se dirigió a su audiencia. “También me gustaría agradecer a mi diseñadora, la Srta. Rook Bartley, por este elegante vestido.” Rook aceptó los vítores con un rubor perceptible. Ella no había hecho más que ajustar el vestido al tamaño de Annie. Y desafortunadamente, ella se había pasado con lo corto del dobladillo; el vestido hacía ver a Annie como de seis años, pero nadie estaba haciendo notar esto. Las medias amarillas hasta las rodillas y los zapatos bajos color marrón no ayudaban en nada, pero ellos habían tomado lo que pudieron de la ciudad subterránea, con poco pensamiento referido a coordinar unas ropas. “Rook, no sabía que eras tan... tan casera,” Scott dijo desde el otro lado de la habitación. Rook vio la mirada absorta en el rostro de él pero la ignoró. “Te queda precioso,” ella le dijo a Annie, dando al teniente una mirada por el rabillo del ojo. “¡Gracias! ¡Me siento como una reina de un concurso de belleza!” Annie intentó una pirueta, riendo tontamente todo ese tiempo, y casi perdió su equilibrio. De piernas cruzadas en el piso, Rand sofocó una risa. “Una cosa es segura –¡no eres una bailarina!” Annie lo miró y sacudió su cabeza como si para despejarla. “Y ahora el momento que todos ustedes han estado esperando,” ella dijo como un maestro de ceremonias. “¡Se aproxima por el corredor hasta los jueces nuestra siguiente concursante para el título de Srta. Cumpleaños!” Lunk y los otros cayeron en la cuenta del acto y aplaudieron. Annie cambió a una parodia chirriadora de su propia voz. “Gracias,” ella dijo dentro de la copa para vino. “Mi nombre es Annie. Tengo un metro cincuenta y ojos azules, y una personalidad muy elogiada.” Mientras se paseaba al lado de Rand, ella ostentó rápidamente algo de muslo y le hizo un guiño. “Y mis piernas no están malas, tampoco, muchachote.” “Ya lo creo,” Rand se entusiasmó, bebiendo otra copa de vino. Annie trató de caer bien a Lunk después. “¡Oh, no se imaginan lo feliz que estoy de estar acá! ¡Es demasiado emocionante para decirlo con palabras!” Ella le dio un beso ligero en la mejilla y se alejó de la mesa, arrebatando la copa de vino de él. “¡Oye, aguarda un segundo, eso no es justo!” Rand protestó mientras todos los demás reían. “Si una concursante besa a uno de los jueces, ella tiene que besar a todos ellos.” Annie se había alejado retrocediendo como borracho para hacer tintinear las copas con Lancer. “¿Gee, tengo que hacerlo?” “Sip. Esas son las reglas.” “Bueno, acércate entonces,” ella dijo en camino hacia Rand. Pero cuando él se puso de pie y ofreció sus labios, ella clavó una de las copas para vino en su boca. Annie dejó ir la risa y se acercó furtivamente a Scott, quien estaba recostado contra la pared. “Ahora, que nadie se mueva, porque mi parte favorita viene a continuación –¡la competencia de traje de baño!” Cuando las cejas de Scott se levantaban, ella se estiró y cerró sus ojos con las puntas de sus dedos. “¡Pero tú no mires, viejo obsceno!” “¡Así se dice, Annie!” Rook la alentó. Rand dijo, “Bueno, ella tiene mi voto.” “Sí,” de Lunk, poniéndose de pie. Rook secundó el voto, y todos los demás dijeron, “¡Convenido!” “Es unánime, Annie,” Rook anunció. “¡Tú eres la nueva Srta. Cumpleaños!” Annie se acercó brincando a la ventana cubierta con cortinas mientras ellos brindaban por su fácil victoria. “¡Cielos, no sé qué decir!” Entonces repentinamente era su voz natural una vez más, llena de emoción y sinceridad: “Excepto que esta es la noche más feliz de mi vida.”
“¿Nos estamos acercando al sitio del disturbio?” Corg inquirió en el comunicador de su cabina. La fuente de las lecturas de Protocultura activa recientemente recibidas por los monitores de la colmena había sido rastreada hasta la aldea, y la Regis estaba segura que los rebeldes Robotech se habían abierto paso hasta aquí. Ella igualmente estaba segura de que no habría escapatoria para ellos. “Tiempo estimado de llegada: cinco coma dos minutos,” ella dijo a Corg por la red de comando que la vinculaba a ella con sus tropas. Corg miró al exterior al paisaje desde la cabina de su nave y pensó: El tremor de la victoria cercana me hace sentir casi... ¡Humano!
“Nunca he visto a Annie tan excitada,” ella le estaba diciendo a Marlene ahora. “Este es un cumpleaños que nunca olvidará.” Annie estaba durmiendo apaciblemente en una silla cercana. “Nunca pensé que viviría para verla llevando puesto un vestido como una niña pequeña común.” Scott estaba afuera de la ventana, escuchando furtivamente, su arma de mano levantada. Lancer lo encontró allí y se preguntó de qué se trataba todo eso. “Estás preocupado por Marlene, ¿no es así?” “Bueno, ¿qué de ti, Lancer? ¿No tienes la sensación que hay algo misterioso sobre ella? Y no sólo me refiero a la amnesia. Va más allá de eso... como si ella nunca hubiese tenido un pasado para recordar. Como...” “¿Como qué, Scott? Vamos, dilo.” Pero Scott simplemente apretó su boca y sacudió su cabeza. Lancer suspiró con conocimiento pero no iba a dar a conocer sus propios pensamientos si Scott no podía hacer lo mismo. “No creo que ella nos vaya a asesinar a todos mientras dormimos, Scott. Pero coincido en que ella es una mujer inusual. Quizá sólo tengamos que darle algo de tiempo para salir de ello.” Scott le dio una mirada dubitativa y estuvo a punto de presionar el punto, pero precisamente entonces Rand irrumpió en la conversación. “Oigan, muchachos, ¿realmente creen que el Invid se aparezca esta noche?” Había algo sobre el tono de Rand que sugería más que su preocupación usual, casi como si tuviese otros planes. Pero Lancer escogió contestar a su observación, no a las cosas no dichas. “No hay señales de ellos aún,” Lancer le dijo. “Y créeme, es justo como lo quiero. Creo que he tenido más que suficiente diversión por un día.” Rand rió entre dientes, deleitado. “Bueno, quizá tú hayas tenido suficiente. Pero en cuanto a mí respecta la fiesta apenas comienza.” Lancer proyectó sus cejas. “¿Rand, exactamente qué tienes en mente?”
“¡Mentas!” Rook le dio una palmadita en el hombro. “Sabía que esas bolsas que tomaste no durarían.” Annie estaba manipulando la bolsa afectuosamente un momento, y al siguiente estaba llorando. “Cuando pienso que estoy teniendo un cumpleaños real después de desear uno sin éxito... con mentas y todo...” Ella enterró su cara contra Marlene. “Nos alegra que lo disfrutes,” Rook dijo, sonriendo. “El único problema es que sólo podemos hacerlo una vez al año.” Ella dijo bostezando y estirándose. “Y ahora, algo que disfrutaremos las tres juntas...”
Él en realidad se había convencido de que no tenía idea de qué contenía la habitación. En cuanto a él o a alguien más concernía, él meramente estaba montando guardia aquí mientras el resto de los muchachos perdía el tiempo en el frente, limpiando sus armas y esperando que los Invids se dirigiesen hacia aquel dispositivo que Lancer había montado en la armería. Por lo tanto, era totalmente comprensible que él asomase su cabeza en esa ventana a la primera señal de cualquier ruido inusual, porque ¿quién sabía lo que acechaba en los alrededores en estas supuestamente desiertas aldeas? Lo que él no había calculado era que la maldita ventana estuviese tan alta; él fue forzado a pararse en la pila de leña más bien temblorosa debajo de ella a fin de espiar dentro. Y fue sólo entonces que el se dio cuenta que el propio vidrio de la ventana estaba cubierto de escarcha –no opaco pero ciertamente mucho menos claro de lo que él hubiese querido. Y el vapor de toda esa agua caliente no ayudaba mucho, tampoco. Sin embargo, él fue capaz de discernir mucho de lo que estaba sucediendo. Él sabía, por ejemplo, que aquella era Marlene sacándose sus pantalones, y Annie desechando su vestido, y Rook quitándose rápidamente su traje y sostén y bombacha... Eran precisamente los detalles los que quedaban a su imaginación. Y la necesidad de conocer esos detalles pronto lo llevó a pararse en las puntas de los pies encima de la pila de leña, los ojos y las manos acopadas presionadas contra el vidrio. Annie ya estaba en la tina hundida cuando el primer leño comenzó a resbalarse bajo sus pies. “Está lo bastante caliente,” ella estaba diciendo. “me siento como una langosta de mar.” Desnudas, Rook y Marlene estaban riendo de modo juguetón pero no muy alto para cubrir por completo los sonidos de afuera de la ventana. Rand asió el antepecho de la ventana, contuvo su respiración, y trató de inducir a los leños que se quedasen en silencio, pero ellos sólo siguieron resbalándose de la cima de la pila y chocando contra el lado de la casa. Al principio él no estaba seguro de si las mujeres habían oído algo, ni él podía estar seguro de que ellas estuvieran mirando en su dirección. Pero de repente el baño quedó terriblemente en silencio... Sólo estoy investigando estos extraños sonidos, Rand dijo para sus adentros repetidamente. Sólo estoy investigando estos extraños sonidos. “¡¿Hey, hay alguien allí afuera?!” Annie preguntó. Rand la oyó y comenzó a retroceder, pero la pila cedió de nuevo y lo tiró al suelo sobre sus nalgas. Para cuando él giró, la ventana se había abierto de par en par, y además de las nubes de vapor salió un baldazo de agua helada que lo atrapó de frente en la espalda y pareció levantarlo en derechura de la tierra. “Eso te enfriará, Rand,” él oyó a Rook decir. “¡¿Eso es lo que consigo por tratar de ser útil?!” él gritó en respuesta, saliendo corriendo hacia el frente de la casa.
“Tres minutos siete segundos estimados para el objetivo,” Corg dijo a su tropa. “Enfoquen los sistemas de exploración en actividad de Protocultura. Y recuerden: Éstos son rebeldes Robotech. No deben ser neutralizados para las granjas; deben ser destruidos.”
“Estoy comenzando a pensar que quizá los Invids no son tan estúpidos como pensábamos que eran,” Lancer estaba diciendo desde la ventana. “No te preocupes, no nos decepcionarán,” Scott le dijo. “Sólo mantén tus ojos abiertos.” Temblando, Rand colgó la toalla alrededor de su cuello. “¡Whew!” él dijo ruidosamente para captar la atención de todos. “Nunca he sido capaz de entender a las mujeres. Ellas hablan sin cesar sobre cómo los hombres no las aprecian, y cuando nos tomamos la molestia de apreciarlas, comienzan a gritar como si fueras un criminal o algo por el estilo.” Lancer le dio una mirada de desaprobación. “Existe una enorme diferencia entre apreciarlas y espirarlas, Rand.” “Ah, ¿qué sabes tú?” Rand contestó airadamente. Scott ignoró a ambos y preguntó a Lunk sobre las así llamadas candelas romanas que él había instalado afuera. “Es sólo mi parte de la sorpresa para el cumpleaños de Annie,” Lunk explicó.
“Scott me hizo la misma pregunta,” Marlene dijo, enjabonándose, “y tengo que darte la misma respuesta que le di a él: sé que debe sonar extraño, pero honestamente no recuerdo.” “¿Cómo puedes no recordar si estuviste enamorada?” Annie dijo con sorpresa. Marlene se encogió de hombros. “He olvidado todo. Soy un ser vivo que respira y camina en blanco –ni siquiera puedo recordar cuál es mi propósito en la vida.” “Tu propósito en la vida es encontrar un hombre,” Annie le dijo a ciencia cierta. “Todos saben eso. Rook se ha encontrado uno.” Rook dejó de masajear el cabello de Annie y suavemente giró su cabeza. “Si estás hablando de Rand,” ella dijo en la cara de Annie, “déjame iluminarte sobre una cosa o dos. ¡¿Ante todo, sobre este asunto de necesitar un hombre –huh?!” Marlene las estaba mirando fijamente en terror total. “¡Han venido!” ella gritó. “¡Los Invid están aquí!” Dentro de la armería el bio-simulador continuaba su canción de sirena falsa.
“Recuérdenme felicitar al genio que inventó ese bio-simulador,” Lancer dijo, armando su blaster. “Trabaja perfectamente.” Scott fue el primero en pasar por la ventana abierta. “Lunk, quédate con las mujeres. Y Rand, trae esos detonadores contigo. Es hora de la siguiente sorpresa de la tarde.”
“Han alcanzado el foco del disturbio.” “Despliéguense para cercar por completo a los rebeldes Robotech,” Corg ordenó. “A ninguno de ellos se le debe permitir escapar.” “Los escáneres indican que las emanaciones de Protocultura son claramente de origen Robotech...” la Regis actualizó mientras las unidades de combate se desplegaban en abanico. “No te fallaremos esta vez, mi reina,” Corg comenzó a decir, pero la Regis tenía algo que añadir. “Sin embargo, la naturaleza de sus lecturas es perturbadora. La actividad de Protocultura es inusualmente estable en su patrón de dispersión. No detectamos modulaciones o fluctuaciones de ningún tipo –es casi como si las oscilaciones de la matriz estuviesen siendo producidas sintéticamente.” “¡Es imposible! ¡Los humanos son incapaces de tal engaño!” Él ya tenía el brazo cañón de su nave levantado. Las pantallas de la cabina en la nave de Corg comenzaron a destellar cuando nuevos datos fueron recibidos y transmitidos. “Nuestros bio-detectores no registran ninguna señal de movimiento Humanoide dentro de la estructura,” la Regis continuó. “La corteza de probabilidad indica la probabilidad de una trampa, aumentando por un factor de cien por cada cinco segundos que ustedes permanezcan en la situación presente...” Corg extendió su brazo y apagó las señales de audio. “¡Abran fuego!” él mandó. Corrientes de discos de aniquilación comenzaron a acometer en las paredes circulares de la armería, y explosiones hicieron erupción a lo largo de la superficie del domo, llenando el aire fresco con el sonido de truenos y lanzando luz pirotécnica en el cielo nocturno. Corg continuó gritando “¡Fuego! ¡Fuego!” instando a su tropa a mayores alturas de catarsis destructiva, sacando al exterior a borbotones todos los sentimientos mal entendidos y frustraciones que eran parte de la vida que la Regis le había dado. Pero fuera del círculo de naves de pinzas con garras, los Humanos tenían algunos sentimientos propios para expresar. Y repentinamente hubo explosiones viniendo de los árboles que rodeaban al edificio, explosiones que Corg no podía comprender. Él observaba como sus Troopers eran lanzados violentamente uno contra otro y arrojados destrozándose contra las paredes de piedra del edificio. Otros eran levantados del suelo por la fuerza de las ráfagas. Garras, escáneres, y piezas de hardware se convirtieron en proyectiles ardientes volados de su diezmado escuadrón. El casco de su propia nave fue agujereado con metralla y piezas de escombros volantes, y de repente él se sintió derrocado, derribado por un vendaval de fuego enemigo. Los Shock Troopers eran eliminados mientras intentaban despegar, haciendo erupción como pelotas brillantes de llamas, lloviendo piezas de ellos mismos por todo el campo de batalla. “Tan fácil como pescar dentro de un barril,” Rand dijo desde el perímetro. Lunk, también, estaba celebrando desde la ventana de la casa. Las mujeres se le habían unido en la sala de estar, cubiertas sólo con toallas de baño. Annie estaba tan excitada, que saltó fuera de su toalla, los senos sacudiéndose de arriba abajo, pero Lunk estaba demasiado preocupado con las explosiones para notarlo. “¡Ka-boom! ¡Sí! ¡Amo esta cosa!” “¡Wow! ¡Este es el mejor presente de cumpleaños de todos!” Entretanto la pocas naves Invid restantes, incluyendo la nave comando, estaban despegando hacia los cielos en retirada. “¡Muy bien, tenemos libertad para usar los Alphas,” Scott dijo a Lancer y a Rand. “¡Adelante!” Los tres hombres corrieron más allá de la casa hacia los Guerreros ocultados, saludando a Lunk y a sus compañeras de equipo envueltas en toallas. Lancer se detuvo para decir: “¡Ninguna se vaya a la cama aún, porque los pilotos tenemos otra sorpresa más guardada!” “¿Otra sorpresa?” Annie le preguntó, ajustando su toalla. “¿Qué están tramando ahora muchachos?” “Sólo espera y verás,” Lancer dijo, alejándose corriendo para alcanzar a Scott. Lunk había saltado afuera de la ventana y estaba mostrando a Annie una sonrisa enigmática. “Yo tengo una propia,” él añadió, alejándose precipitadamente. Las mujeres intercambiaron miradas de confusión y luego algunas más cuando el cielo empezó a llenarse con explosiones de fuegos artificiales. Rook rió. “Él no estaba bromeando: realmente son lanzadores de candelas romanas.” Annie la miró. “¿Quieres decir que siempre lo supiste?” “Sólo parte de ello.” Scott estaba contento de ver que los fuegos artificiales sólo habían agregado confusión al enemigo. Las naves Invid estaban alejándose muy velozmente, tratando desesperadamente de evadir los fuegos artificiales, engañados al creer que eran algún tipo de misil letal. De hecho, Corg estaba reportando eso a la Regis mientras guiaba de regreso a su tropa heterogénea hacia la colmena. Pero Scott no los persiguió. En cambio, los Alphas se formaron a su liderazgo y ejecutaron los movimientos no ensayados que ellos habían discutido más temprano ese día. “Es maravilloso, ¿no lo crees, Annie?” Marlene dijo desde la ventana de la casa. “Nunca he tenido un cumpleaños como este,” la adolescente estaba diciendo. “No creo que ninguno de nosotros haya tenido un cumpleaños así,” dijo Rook. ¡Y está sucediendo realmente... no es un sueño! Las mujeres pudieron ver las palabras formadas con humo lanzado por los Alphas ahora, y Rook leyó las palabras: “Feliz...Cumpleaños...” Allá arriba, Rand dijo: “Apostaré a que el Almirante Hunter nunca les permitió hacer esto con sus Guerreros Alphas, ¿huh, Scott?” Scott sonrió, entonces se dio cuenta que Rand estaba fuera de curso un poco. “¿Qué estás haciendo allí abajo?” él preguntó. Rand no dio ninguna respuesta y completó su parte de los movimientos de escritura con humo del avión. Desde la ventana, las tres mujeres observaban mientras su Alpha deletreaba con dificultad “Menta” debajo del saludo de cumpleaños. Rook bufó. “De modo que por eso Rand quería escribir tu nombre.” “Oh, bueno,” Annie dijo suspirando, volviéndose
de la ventana por un momento. “Supongo que es un apodo muchísimo
mejor que ‘Peewee.’”
Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina) |