Los Maestros de la Robotecnia - The Final Nightmare

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Capitulo 26

Ahora nuestros esclavos, los Maestros Robotech, se han ido
Ahora todas nuestras hogueras de Protocultura se consumen profundamente
Ahora los Formadores vuelven; rendimos la fase al Invid y a los Humanos
Nuestra fría luz deja el Universo
Vemos por último que
Aquellos que quedan atrás no teman a la oscuridad
Y nosotros mismos aprendemos
Lo que es llorar

Canción de muerte de los Ancianos Robotech


Dana alzó a Polly debajo de un brazo y regresó caminando cansadamente a la cápsula de escape. Russo, ya a un kilómetro de distancia, era apenas visible como una figura loca cabriolando y bamboleándose en los eriales. El Pollinator lamía la cara de ella.

Un gimoteo débil de motores atrajo su atención, y ella levantó la vista para ver una nave de asalto viniendo hacia ella, volando inconstantemente, aparentemente a punto de caer en picada de nariz.

Ella se tiró al piso, esperando lo peor, pero de algún modo la nave se enderezó lo bastante para un aterrizaje sacudido cerca de ella. Ella recordó que estaba desarmada, pero no tenía lugar a donde correr y estaba demasiada cansada y golpeada para sentir miedo –pensó que, tal vez, ella nunca lo volvería a identificar.

Pero cuando las escotillas de la nave de asalto se abrieron, en lugar de dejar salir equipos de ataque de Triumviroids, entregó a su propio escuadrón 15to, junto con Nova, Musica, y un manojo de clones.

“¡Maldita sea, Phillips!” Angelo Dante estaba bullendo. “¡Me gustaría verte hacer un mejor aterrizaje con una nave XT! ¿Salimos de ella, no es así?”

“Todo lo que dije fue,” Sean contestó con una voz indiferente, “que podría hacerlo mejor con guantes de boxeo puestos. ¡Hey, Dana! ¡Lo lograste!”

Los refugiados se quedaron atrás, pero sus compañeros de equipo y Musica y Nova se agruparon a su alrededor, junto con Marie Crystal y Dennis Brown. Ella los miró con sorpresa. “¿Cómo me encontraron?”

“Recogimos sus transmisiones de voz de la cápsula de escape,” Angelo dijo. “Pero entonces, de repente, los motores y todos los sistemas se apagaron. Tuvimos que aterrizar con poder de emergencia.”

“Debiste dejar que Marie y Dennis asumieran el control,” Sean bufó.

Pero Dana estaba sacudiendo su cabeza. “No, Angie no pudo evitar lo que sucedió. Es la Protocultura –no había nada que él pudiera hacer.” Angelo la miró extrañamente, no acostumbrado a que ella lo defendiera.

Aún había suministros de poder de Protocultura en la Tierra, ella lo sabía, fuera del radio de acción de la transformación de los espectros. Bastante para animar a mechas por un período de transición. Pero no habría nuevas Matrices, ninguna nueva fuente.

“La guerra terminó, Teniente,” Bowie le dijo alegremente. “Los mechas enemigos dejaron de luchar, y los clones sólo quieren paz.”

“Eso es... es magnífico, Bowie.” Él no comprendía porque ella sonaba como si estuviera apunto de gritar a voz en cuello. Las personas notaron al Pollinator, pero vacilaron en preguntarle por él. Vieron la enorme Flor que había sido Zand, pero estaban acostumbrados a ver plantas en tríadas ahora, e incluso una tan enorme estaba muy abajo en la lista de temas de discusión.

“¿Dónde está Zor?” Musica preguntó tímidamente, temiendo oír la respuesta.

Dana señaló hacia donde la nube hongosa de esporas y pétalos aún se elevaba más y más alto, en forma de embudo en la atmósfera más alta, enviadas en su camino fijado por esos extraños vientos. “él murió intentando salvar a la Tierra.”

Musica estaba sacudiendo su cabeza lentamente, mirando los pétalos rosados y esporas pequeñas que llenaban el cielo como una ventisca. “Pero en vano. Ahora el Invid vendrá. ¡Oh pobre, pobre Zor!” Bowie deslizó su brazo blindado alrededor de ella.

Nova tomó un aliento profundo y declaró, “¡Bien, entonces! ¡Tenemos que regresar y reportar a quienquiera que esté en comando interino! Tenemos defensas que instalar, planes que hacer–” Ella lucía bastante graciosa actuando como militar con el infante todavía en sus brazos.

Pero Dana estaba sacudiendo su cabeza, también. “Tú haz lo que tengas que hacer. Yo he terminado con la guerra.” Ella ya vio donde yacía su nuevo curso.

Ella había avistado algo más grande que ella misma, más grande que la raza Humana o cualquiera otra raza corpórea. Ella entendía finalmente la Visión que había llenado sus sueños toda su vida. Ella sabía que no había manera de oponerse o descarrilar al Formador, aunque había mucho más sufrimiento y contienda adelante. Ella recordó aquella magnífica, infinitamente triste Ave Fénix de transfiguración racial, y el recuerdo quitó algunos de sus dolores.

“¿A qué te refieres? ¿Crees que te puedes ocultar de lo que viene?” Nova dijo bruscamente. “No hay a donde huir, Dana.” El 15to y los otros la estaban mirando preocupados, también, asustados de que por lo que ella había pasado la había empujado hasta el borde.

“Lo que va a suceder en la Tierra irás más allá de los ejércitos, más allá de la Protocultura,” ella les dijo calmadamente. “La próxima Guerra Robotech serán la última, pero yo he tenido suficiente. Iré a encontrar a mis padres, y a mi hermana. Ellos están con un grupo que incluye al Almirante Hunter y a la Almirante Hayes, que se han separado de la expedición original de la SDF-3. Ellos están tratando de establecer una nueva y positiva fuerza, los Sentinels. Voy a unirme a ellos.”

Todos estaban balbuciendo al mismo tiempo, pero Angelo Dante mantuvo la escena central a fuerza de su voz abrumadora. “¡Aún si no estuvieras loca, Dana, no hay manera de llegar allí! Todas las astronaves de los Maestros Robotech fueron hechas trizas, y la Tierra ya no tiene más.” Él miró hacia los restos llameantes de Ciudad Monumento y la Base Fokker. “Y no parece que las vaya a tener por un largo, largo tiempo.”

El Pollinator dejó salir un gañido juguetón y él estiró la mano inconscientemente para mimar a la cosa, apenas consciente que Polly estaba allí.

Dana quedó desconcertada por un microsegundo, pero sus nuevos poderes le ofrecieron la respuesta al instante, como un banco de datos incansable. “No dentro de mucho, un oficial superior llamado Wolff llegará con otra expedición, trayendo noticias de la SDF-3, al igual que la nave del Mayor Carpenter lo hizo.”

“Para entonces, estaré preparada con el combustible y mapas y todo lo demás que necesite para tomar una de sus naves y encontrar a mi familia y a los otros. Cualquier de ustedes que quiera venir es bienvenido.”

Ellos no tenían que preguntar si ella tenía intenciones de conseguir la nave estelar por medios legales; el mundo estaba en ruinas y todas las cadenas de mando destrozadas. Todas las certezas militares habían desaparecido.

Y, de algún modo, nadie pensó mofarse de ella, ni siquiera la distante y escéptica de Nova. El camino de regreso hacia lo que ellos habían conocido estaba cerrado para siempre; en segundos todos le estaban diciendo que cuente con ellos. Todos excepto uno.

“Te deseo la mejor de las suertes,” él dijo, luego se encogió de hombros un poco. “Sigue tus propios instintos, Dana, pero de algún modo calculo que mi lugar está aquí. Creo que la Tierra va a necesitarme.”

Ella aceptó eso, sabía que el conocimiento especial era dado donde se necesitaba, y que ella estaba lejos de ser única en esa atención. “Si es lo que deseas, Louie.”

Louie Nichols le dio su patentada sonrisa cómica-inteligente. “Aún hay muchas cosas que quiero saber, y sólo las puedo encontrar aquí. Y además, bueno –¡no te rías!– pero quizá tengo mi propia parte que jugar.” Él ajustó los grandes y tecno oscuros anteojos tímidamente.

Nadie rió. Aún habría meses, tal vez años, de preparación –en un mundo medio en ruinas– y sólo Dana tenía una idea coherente de lo vendría. Pero de algún modo allí había, en la cresta de la pequeña colina, un sentimiento mucho más parecido a lo que la separación de la Mesa Redonda debió haber sido.

El escuadrón 15to del ATAC (Hovertanks) giró para conseguir que los refugiados se formasen para la larga caminata de regreso a Ciudad Monumento; la nave de asalto nunca se elevaría de nuevo. Existían ya las parejas de Bowie y Musica, Sean y Marie. Y ahora, Nova Satori estaba cerca de Dennis Brown; las miradas que intercambiaban hablaban elocuentemente.

Dana, sentada en una roca, estaba quitándose la armadura que esperaba nunca tener que vestir de nuevo. Las esporas aún flotaban a la deriva en todas partes. Una soledad repentina había caído sobre ella; había tanto por hacer aún, y nadie posiblemente podría compartir su conocimiento y sus responsabilidades –nadie alguna vez entendería su anhelo. Ella soltó un largo aliento.

Algo le bloqueó los rayos bajos y anaranjados de la puesta del sol. Angelo Dante estaba parado allí, desperezándose y rascándose, habiendo abandonado su propia armadura, vistiendo un paquete compuesto de la mayor parte de las cosas útiles que él había logrado reunir a duras penas de la nave de asalto. El peso de ello no parecía incomodarle. Él estaba ajustando la eslinga de su rifle.

Él no parecía tener una preocupación en el mundo entero. “Teniente –Dana– tú aún estás al mando. Yo los alisto; tú los pones en movimiento.”

Antes de saberlo, ella estaba de pie, los brazos alrededor de él. Sobre ella habían girado las simetrías y los vectores de la Segunda Guerra Robotech; ella sola tenía los poderes de la mente que permitirían a un líder hacer el trabajo que ella tenía que hacer ahora. Pero su cumpleaños decimonoveno aún estaba tres semanas y tres días.

Angelo golpeó ligeramente su espalda y habló más suavemente de lo que ella había oído alguna vez. “Ya, ya, señora: no podemos ser sargentos todos. Pero como dicen los oficiales, he visto peores que usted. Dana, todo lo que necesitamos es a alguien que nos muestre el camino.”

Ella sabía que él no se refería al camino hacia Monumento; las llamas harían eso. Ella se sorprendió tanto como él al bajarle la cabeza hasta ella y besarlo enérgicamente.

Luego ella lo soltó, tomó el arma de mano del cinturón de él y caminó airosamente hacia el frente de la multitud desordenada mientras él aún estaba recobrándose y volviéndose para mirar con cólera a los ATACs, quienes habían visto lo que sucedió pero mantenían silencio discreto.


Dana vio que el 15to había reunido todas las provisiones de emergencia y luces, agua y raciones de la nave de asalto e incluso de su propia y pequeña cápsula de escape. Ella metió la pistola de Angelo en su cinto y mencionó con beneplácito la orden de marcha, los refugiados más viejos o débiles rodeados por unos más fuertes que ayudarían en caso de necesidad.

No es que ella pensara que habría mucha necesidad de ello; la ruta era bastante directa y no obstruida, y los clones que habían sido tan letárgicos antes, ahora parecían de algún modo más vitales.

Ella estaba a punto de dar la voz de partida cuando hubo un pequeño gañido cerca. Dana había bajado a Polly mientras se quitaba la armadura; ella había asumido que él había desaparecido. Pero él estaba prácticamente sentado en sus pies.

“Polly. ¿Estás preparado para la distancia, hmm?”

El Pollinator le mostró una estampilla roja de lengua. Ella miró hacia atrás para ver que el 15to tenía a los refugiados formados para la marcha. Angelo le guiñó un ojo y le dio una mirada que ella no había visto de él antes. Se preguntó, hasta cierto punto, si se lo regresaría o no; ella tuvo la sensación de que lo haría.

Más tarde.

La Primer Teniente Dana Sterling, escuadrón 15to, del Cuerpo Táctico Blindado Alpha, dio señales de voz y manos, y todos los demás comenzaron a moverse. El Pollinator se bajó para anadear a su lado.

ATACs y TASCs, PMG y clones refugiados la siguieron pendiente abajo y el Pollinator cabriolaba alrededor de sus pies, mientras la oscuridad llegaba por el cielo. Ellos la buscaron para que señalase el camino.

Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina)
www.robotech.org.ar

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