Los Maestros de la Robotecnia - The Final Nightmare1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
¡Los políticos que matan tropas Bowie Grant, “ Disculpas a Gilbert y Sullivan”
Zor tuvo la serenidad para retropropulsarse, antes que intentar alguna maniobra fantástica o una lucha desigual. Los disparos de los rojos cosieron el casco de la nave insignia, pasando a través del lugar sin aire donde Zor hubiera estado. Él escapó con sólo un resquebrajamiento de su cubierta de cabina, el efecto de un tiro de roce. “Esa estuvo cerca, pero estoy bien,” él dijo calmadamente. Una unidad de A-JACs había encontrado una esclusa de carga del lado de proa abierta por una explosión por otra andanada terrícola; los mechahelicópteros silbaron hacia ella como avispas airadas, bajo las mismas órdenes de entrar y destruir que los ATACs. La orden llegó a los Vada Prime de Dovak. “Un nuevo grupo enemigo de combate está intentando entrar a la nave insignia. Reajusten el plan de batalla y destrúyanlos al instante.” Le tomó a los A-JACs unos fatales pocos momentos darse cuenta que estaban siendo atacados por mechas por lejos superiores a los suyos. Un A-JAC fue volado en pedazos tan pronto como éste entró, subiendo como una vela romana. Un segundo, ya parado en el casco abierto, fue acribillado y cayó en fragmentos. Los rojos vinieron, maniobrando y disparando en perfecta cooperación. El contraataque de los A-JACs no tenía ningún efecto en la armadura semejante a la de naves de batalla de los Triumviroids. “¡No somos partido para ellos en estos A-JACs!” El Teniente Brown gritó a los pocos sobrevivientes que quedaban en su equipo. “¡Todos hacia atrás! ¡Maniobras evasivas!”
Los componentes se deslizaron, reconfiguraron, se volvieron a ubicar; el tanque pasó a modo Battloid. Éste se mantuvo en el espacio, un Galahad Robotech, tomando como su rifle el cañón alterado que había descansado a lo largo de la proa del tanque momentos antes. Ella aterrizó sobre el casco para hacer resistencia, los pies separados, el rifle/cañón destellando estroboscópicamente. Angelo y Bowie aterrizaron junto a ella en el mismo modo humanoide. Tres rojos se precipitaron en categoría, su fuego bien coordinado, prometiendo barrer a los Battloids ante ellos. Angelo recordó lo que había aprendido sobre los Bioroids azules. Él dejó de verter fuego pesado y apuntó deliberadamente. Él asestó la placa facial del Triumviroid líder; ésta se destrozó, vertiendo atmósfera y ruina. El Hovercraft de la cosa empezó a vacilar suavemente, y el propio rojo quedó inmóvil. “¡Derribé uno! ¡Oiga Teniente, dispare a sus placas de recubrimiento facial!” Pero cuando Dana miró a su alrededor para ver lo que estaba sucediendo, la torreta-esfera del rojo explotó, el cuerpo de su piloto Vada Prime salió tumultuosamente al vacío, el aliento y la sangre robados en una neblina roja. Son humanoides, ella vio. Lucen... tal como Zor. Pero ella dijo, “¡Todos oyeron a Angie! ¡Placas faciales! ¡Y hagan que cada disparo cuente!” Bowie se preparó para disparar, pero una visión de Musica lo llamó, y se congeló. Tres rojos más entraron sobre una proyección del casco, disparando para dispersar a los Battloids reunidos, y una descarga tiró al piso al tanque de Bowie. Dana y un soldado llamado Royce estaban casi hombro a hombro, vertiendo un volumen pesado de fuego, para cubrirlo. El rojo dejó la pelea y se alejó. “¿Estás bien, Bowie?” Su Battloid comenzó a ponerse pesadamente de pie. “Creo que sí.” “¡Entonces empieza a disparar, maldita sea! Línea fundamental: ellos están programados para destruirte.” Sean estaba aislado, su compañero de equipo de disparos sólo una conflagración y un recuerdo, el enemigo acercándose. “¡Que alguien me saque de encima a estos Bioroids!” La respuesta llegó en la forma de un ángel de la muerte; el Triumviroid tan cerca como para atraparlo voló en pedazos en una detonación resplandeciente. Él se levantó del casco para ver a un A-JAC revoloteando libre. “¿Huh? ¡Estoy soñando! ¡Estoy muerto!” Marie Crystal estaba en la frecuencia del 15to. “Nada de eso, as.” “¿Marie?” “Así es, Phillips, afortunado canalla. Estás alrededor de cuatrocientos metros de tu escuadrón, a ciento setenta grados magnéticos. ¡Regresa con ellos y estáte alerta! Yo... yo no quiero perderte, Sean.” “No olvidaré que dijiste eso. Y no dejaré que lo hagas. ¿Cómo quieres que llamemos a nuestro primer hijo?” Ella pudo oír la pulcritud en su voz pero no le prestó atención ni un poco. Su Battloid partió a toda velocidad cuando Dana dio la orden de reunirse. Marie apagó su micrófono. “No lo olvidaré,” ella murmuró. Luego rompió a la izquierda, para tratar de ayudar a suprimir el ataque antiaéreo asesino del cañón de lágrima. El interior de la nave insignia era un trabajo de Hovertank, y A-JACs, Veritechs –ningún otro mecha tenía cabida en ello.
Sus transmisiones eran transmitidas directamente a Emerson; los ATACs eran la mejor esperanza de la Tierra ahora. “¡General, estamos inmovilizados en la brecha de entrada por fuego pesado de Bioroids rojos! ¡Estamos parados y requerimos asistencia –A. S. A. P!” Emerson saltó de su silla de comando. “Tenemos que forzar a los mechas enemigo a retroceder y hacer más grande esa entrada. ¿Alguna sugerencia?” Green le estaba dando una mirada inanimada. “Embestirlos es el único modo, Rolf.” Ni siquiera le tomó un segundo a Emerson poner en claro su mente; la Tierra nunca podría montar otro asalto como este, y era hora de actuar o huir. “Entonces prepárese para usar esta nave como un ariete al instante.” La tripulación de Emerson actuó instantáneamente, y aún pareció como si no fuese lo bastante pronto. Si el fuego de la nave madre enemiga hubiera sido tan intenso como fue cuando los Maestros arribaron por primera vez al sistema solar, el crucero de batalla Humano habría sido agujereado e inmolado tan pronto como se acercó al invasor. Pero grandes trozos de armadura y superestructura eran volados de la nave enemiga, y la nave insignia de Emerson fue capaz de mantener el curso, cayendo sobre su enemigo. Y ello proveyó una distracción de bienvenida, permitiendo a las tropas de Dana interrumpir contacto con los diabólicamente rápidos y poderosos Guerreros Invid y esparcirse. Aún el poder de los Triumviroids no fue bastante para detener el acorazado terrestre de peso pesado. La proa en forma de cuña chocó con la gran hendidura en el invasor; el impacto dejó tendidos a Bioroids y a Battloids por igual y rebotando a través del casco. Dana no tenía idea de qué poder era el que generaba gravedad en la superficie de la nave del enemigo, pero estuvo agradecida por ello entonces –agradecida no por ser enviada girando a la negrura infinita. Con la armadura exterior quebrantada, el crucero de batalla experimentó menos resistencia de la estructura interna de la nave madre. Mamparos y cubiertas y vastos segmentos de sistemas eléctricos fueron aplastados o rotos por el golpe mientras explosiones secundarias espumaban alrededor del crucero como una onda de lazo ardiente. Entonces la nave de Emerson no pudo más, habiendo alargado y profundizado la brecha del casco hasta tres veces su tamaño anterior, por todo el lado de babor de la nave madre. Mientras el crucero de batalla se elevaba libre, más explosiones del alienígena levantaba el blindaje aún más allá, como si pelando hacia atrás una hojuela de aluminio. Dana recibió la noticia del crucero de que la entrada estaba libre, y por el momento los rojos no estaban a la vista. Ella odiaba la idea de guiar a su comando allí abajo donde tantas explosiones ya habían estallado, pero esta era la única oportunidad de pasar por la apertura. “¡Hagámoslo, Decimoquinto! ¡Síganme!” El 15to, todos en modo Battloid, se lanzó hacia la apertura, enormes pies metálicos golpeando contra el casco, rifles/cañones listos. Angelo estaba cerca detrás de Dana, y luego Bowie. Sean Phillips, Zor, Louie Nichols –esos eran todos los del escuadrón que alcanzaron a cruzar. Varios otros fueron aniquilados justo en el borde de la brecha. Sin embargo más corrieron por cubierta. El logro de la ofensiva Humana más grande de la Segunda Guerra Robotech fue exactamente poner un oficial y un suboficial y cuatro miembros enlistados del ATAC a bordo de la nave de comando enemiga.
Emerson estaba pidiendo más ataques de distracción, para mantener a los Maestros ocupados y eliminar tantos Bioroids rojo como fuera posible, cuando su nave insignia fue golpeada por otra descarga cerrada masiva. El Coronel Green se levantó él mismo de la cubierta, verificó los reportes entrantes y gritó a su general al mando, “¡Es otra nave madre alienígena, señor!” Él verificó los informes de daño. “¡Y no estamos en forma para enfrentarnos a ellos, Rolf!” Después de la batalla y el golpe con ariete, Emerson supo que era sólo sentido común. Pero él dijo, “El plan de batalla no permite la retirada en este momento–” Una segunda andanada, aún más fuerte que la primera, los zarandeó a todos como un dado en una taza. Emerson vio que no era sólo una nave madre viniendo al rescate, sino al menos tres. No había ninguna elección; sus fuerzas serían totalmente obliteradas si él al menos no retrocedía para reagruparse. Y no había tiempo para una misión de extracción para recobrar al 15to; estaba confinado. Sus pocos soldados jóvenes eran muy probablemente la última y mejor esperanza de la Tierra.
Una cosa extraña sucedió; los mechas enemigos giraron rápidamente y se congelaron. Los disparos de los rifles del ATAC salpicaron sus placas de torsos y faciales, volándolas, y los Triumviroids cayeron como muñecas cuyas cuerdas habían sido cortadas. Los ATACs habían tenido la ventaja del número y la sorpresa, pero aún era un triunfo notablemente fácil en comparación con la batalla aflictiva en el casco exterior. El 15to nunca rompió el avance, sino que fue a la carga más adentro de la nave, las armas listas. Pero cuando Dana hacía saltar su Battloid sobre el cuerpo de un rojo algo se le ocurrió. Dos –sólo dos eran esta vez. Y los rojos habían estado trabajando de a tres allá arriba. Probablemente había al menos uno más por aquí abajo, tal vez dañado o aplastado por la maniobra de ariete de Emerson. Ella no tenía tiempo para perseguir su pensamiento, sin embargo, mientras guiaba a su escuadrón a lo largo de un pasadizo curvilíneo construía a escala de un mecha. La cubierta y los mamparos parecían no extraordinarios aquí, pero la parte superior lucía como una red mural grande y metálica. No había tiempo para detenerse y estudiar, sin embargo. “¿Debe ser algo familiar, huh Zor-O?” Angelo mofó. “¿Qué camino seguimos?” “Ojalá lo supiera, pero no recuerdo, Sargento.” Zor respondió, tranquilo. “¡Apostaría a que no, alienígena!” Dana dijo bruscamente, “¡Ya basta, Dante! ¡Manténganse alerta, todos ustedes!” La advertencia fue oportuna. Un momento más tarde, una escotilla en forma de diamante se abrió deslizándose ante ellos y tres Triumviroids se lanzaron al descubierto. Pero el 15to estaba tan vigorizado por la adrenalina y el calor de la batalla que abrieron fuego instantáneamente. Por alguna razón estos mechas enemigos, también, fueron lentos en responder, y con sus placas de recubrimiento facial voladas, cayeron como pinos de bowling. “¡Disparen a las placas de recubrimiento, ese su punto débil!” Dana confirmó, mientras los ATACs se precipitaban a la escotilla, cubriéndose mutuamente. “Si logran alejar a uno o dos del tercero, eso los hará más lentos; si sorprenden a un trío, golpéenlos exactamente al mismo tiempo. Parece que eso los sobrecarga de algún modo.”
Dag dijo, “Entonces, debemos reactivar el programa de Zor Prime, y reasumir comando completo de su mente y acciones.” Una solución perfecta. No podía haber ninguna oportunidad de mal funcionamiento, ya que Zor estaba tan cerca del casquete de Protocultura. Bowkaz tocó con sus largos dedos sin uñas y su palma un lugar moteado del casquete, y el lugar brilló con refulgencia. “Está hecho.”
Era extraño oír preocupación en la voz de Angelo. Dana y los otros se detuvieron y retrocedieron a donde el Battloid de Angelo miraba de frente al de Zor, el que estaba de pie inmóvil como un maniquí. El poder de la Protocultura cruzó por el cerebro de Zor, tomando control de cada rincón de su mente en momentos. Dana sacudió el Battloid paralizado un poco. “¿Zor, qué sucede? ¿Te han dado? ¡Respóndeme!” Repentinamente el Tres-En-Uno se desenfrenó, agarrando el enorme puño de aleación del Valkyria de Dana con el suyo, doblándolo en un asimiento de separar, amenazando con arrancarlo. Angelo gritó, “¡Zor, es suficiente!” Él levantó su rifle, pero Dana estaba en su línea de tiro. Ella ejecutó un rápido truco mano a mano, rotando la muñeca de su mecha y liberándola del asimiento y liberándose a sí misma. “¿Qué se te ha metido?” Pero el Battloid de Zor ya estaba corriendo en la otra dirección, lejos hacia un pasadizo lateral. Dana sólo tenía un segundo para decidir, y no tenía tiempo para ordenar sus varios motivos. Una parte de ella simplemente no podía afrontar ver a Zor irse, tal vez en blanco de nuevo o sufriendo algún ataque mental, para ser capturado o matado. Además, él era un recurso importante para su misión y para la Cruz del Sur, tal vez su mejor esperanza de hacer su trabajo en la nave madre y lograr sacar a su unidad viva. Pero ella no podía arriesgar a todo su escuadrón para atrapar a un soldado enloquecido. “¡Angelo, ven conmigo! ¡El resto de ustedes establezcan seguridad aquí y mantengan contacto de radio!” Ellos apenas habían empezado a perseguir a Zor cuando otro partido de tres de los rojos trataron de bloquear su camino. Dana estaba segura de que los Triumviroids estaban cubriendo el escape de Zor, que él les había dado la orden de hacerlo así. Dana logró hacer una corrida por una brecha a través de ellos, pero Angelo derribó a uno con un bloqueo de hombro, golpeándolo con estrépito contra el mamparo, mientras las armas disco disparaban sin cesar y el rifle/cañón contestaba. El pasadizo era un infierno de descargas a corta distancia. Sean gritó una obscenidad mientras él, Louie, y Bowie
instalaban el fuego más pesado que podían, distrayendo
al enemigo de Dana y Angelo. Los Triurnviroids parecieron oír
una orden no hablada, y volvieron su atención hacia los soldados
restantes. Los mechas se disparaban mutuamente, volando agujeros en
la cubierta y los mamparos, lanzas brillantes de fuego de nova segaban
a través de la corta distancia que los separaba. Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina) |
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