Los Maestros de la Robotecnia - The Final Nightmare1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
Bowie, la vida en peligro contigo es tanto más que la Vida sin ti lo sería, aún si la muerte golpease su cuerda. Musica, “Final de las Antigua Canciones”
En modo Battloid, el 15to abordó los Hovercraft. La Valkyria de Dana extendió un enorme dedo para golpear rápida y ligeramente un interruptor a la escala de un Bioroid. La escotilla del conducto se abrió, disparando el cierre de las puertas de emergencia en el pasillo que llevaba al callejón sin salida. El 15to se elevó entre un vendaval de chatarra y escombros lanzados hacia arriba por la atmósfera que escapaba. Fue la primera y última vez que tal combinación improbable de Robotecnología tuvo lugar. Abriéndose paso zigzagueando a través de descargas cerradas de sus propias fuerzas, los ATACs comenzaron su huida de supervivencia. Aún no había señales del Bioroid rojo, y era demasiado tarde para volver atrás.
Conocedor de todas las debilidades de los Triumviroids, él también era su superior en experiencia y velocidad y adaptabilidad, maestro en tácticas virtuosas que ellos nunca habían tenido tiempo de aprender. Él había dejado un rastro de muerte y destrucción por los pasadizos de la nave insignia. Ahora Zor estaba de pie frente a la Protocultura Viviente, la que aún estaba oculta dentro de su cilindro blindado. Él sabía, sin embargo, que era demasiado débil para defenderse a sí misma, vacía y herida por la batalla violenta a través de la nave. Él tenía la sensación de que ella sentía su destrucción inminente. He traicionado a mis amigos. Tal como sucedió hace tanto tiempo atrás, con el Invid! ¿Estoy maldito, condenado a vivir esta agonía repetidamente? El Bioroid rojo levantó su disco arma y apuntó al cilindro. Fuego y humo se levantaron alrededor de aquel. Y ahora mi único modo de redimirme es traicionando a los míos. Todo lo que toco se vuelve cenizas. Que así sea. ¡Dana, adiós! Él presionó el gatillo del arma precisamente cuando el cilindro se abría, y la Protocultura Viviente se impelía afuera en un último y desesperado esfuerzo por salvarse.
“Estúpido alienígena “ Dana dijo con voz sumisa, mirando hacia atrás a ello. “Tú dijiste que nos alcanzarías.” “Verdaderamente lo siento, Dana,” Angelo dijo torpemente, no acostumbrado a las palabras suaves. “S-sé que estabas encariñado con él. Y tú le gustabas mucho, puedo decirte.” Sean ya estaba en contacto con la flota de Emerson. El 15to no había batido el reloj por mucho; ellos poco más o menos tenían suficiente tiempo y combustible para alcanzar a la fuerza de ataque en retirada. Louie también observó la explosión. Él ajustó sus tecno gafas, tratando de ver qué información podrían ofrecer. Él hizo una sutil reacción tardía, cambió magnificación y las bandas de espectro, y miró de nuevo. “¿Teniente? Creo que sería mejor que verificase esto.” Estaba comenzando a ser visible a simple vista contra el fulgor de la explosión tan cercana detrás de ello –una forma que se resolvía en un Bioroid rojo sobre un Hovercraft. “¡Es él!” El corazón de Dana nunca había estado tan completo. Al principio parecía como si Zor estuviera asistiendo a un rojo herido, pero entonces vieron que él tenía su Battloid agarrado a él. “Vaya, vaya,” Angelo arrastró las palabras. “Hasta trajo un cambio de ropas.” Zor, corriendo para sobrepasarlos, se preguntaba por los caminos del destino, y los Formadores de la Protocultura. El último esfuerzo de la masa viviente que servía a los Maestros sólo había contenido la explosión inevitable por escasos segundos –tiempo suficiente para él recuperar su tanque y encontrar un Hovercraft y huir. Pero él aún era un alienígena en una tierra extraña. Él se preguntaba si lo que le esperaba por delante sería mejor que lo que dejaba atrás.
Naves de asalto invasoras, naves de comando, y las otras embarcaciones menores que estaban amarradas en la nave insignia de los Maestros tomaron abordo tantos clones como pudieron en el poco tiempo que les quedaba. Pero porque los Maestros estaban impacientes por escapar a la seguridad y maldispuestos a arriesgarse a sí mismos o a sus posesiones por el bien de clones inestables, muchos fueron dejados atrás. Y así abandonaron a sus fieles esclavos. En una nave de evacuación, Allegra y Octavia se abrazaban mutuamente, Karno miraba fija y furiosamente al exterior por un puerto de observación mientras explosión tras explosión mecía la nave insignia. ¡Musica! las dos hermanas enviaron el grito silencioso y quejumbroso.
“¡Toda la cosa va a explotar!” él gritó agitadamente. Ella giró a tiempo para ver anillos concéntricos azules saltar de la nave insignia. Luego una estrella creció de ella, lanzando una nube gaseosa. Adiós, mis hermanas, ella pensó, mientras el 15to se alistaba para unirse a la flota de Emerson.
En la tremenda confusión, no fue difícil pasar de contrabando a Musica hacia un lugar de seguridad temporal, pero eso dejaba el problema de la Base Fokker, y el desembarco. Afortunadamente, el resto del 15to, habiéndose separado de ellos, estaba en otra nave, con destino a la base ALUCE con la fuerza principal de Emerson, dejando a pocos para guardar el secreto. De modo sorprendente, Angelo fue el que más levantó la voz entre aquellas voces levantadas para proteger a la Señora del Arpa Cósmica. “¡No podemos dejar que la PMG la descubra! ¿Recuerden lo que le hicieron a Zor, todas esas pruebas y sondeo y exploraciones, como si fuera algún tipo de animal?” Ya era una cuestión de un acuerdo apenas hablado que no se mencionaría al Comando de la Cruz del Sur la deserción temporal de Zor, al menos por ahora. Dana estaba calmada. “No se preocupen; cualquiera que se meta con Musica tendrá que vérselas con nosotros primero.”
Todo era en pro de los observadores del GTU que estaban presentes; Leonard sabía que sus palabras llegarían a Moran y al resto del consejo rápidamente. “¡La flota enemiga aún tiene cinco naves madre enteramente operacionales, y sin embargo él se retira!” Pero Leonard estaba enojado por otra razón. Ahora él ya no podía recurrir al genio y liderazgo de Emerson. No había nadie a quién él pudiera delegar autoridad; la defensa de la Tierra, la responsabilidad y la culpabilidad, caía firmemente sobre él. Él estaba inseguro ahora; su actitud hacia la ausencia de Emerson en el campo era muy diferente.
La ambulancia con Zor en ella apenas había partido cuando Nova Satori apareció. “Bienvenida de regreso, Dana. ¿Qué es lo que dijeron sobre Zor?” Ellas no se habían hablado desde la muerte de Komodo. Se sentían inquietas en compañía una de la otra. “Él se recobrará. Escucha, Nova, estoy realmente ocupada en este momento, así que si no te importa...” Ese tipo de evasiva del comandante del 15to activó campanas de alarma en la cabeza de Nova. ¿Ahora qué se traían estas ocho?
Ella hizo lo mejor que pudo para ser valiente, pero no estaba segura de ser capaz de poder cumplir con ello.
Nada que ellos pudieran decir evitó que Nova se acercase a la camilla, retirando la manta. Dana suspiró, y quitó el casco del soldado reclinado allí cuando Nova amenazó con hacerlo ella misma. Sean Phillips le sonrió. “Metralla, justo en el dedo gordo del pie, ¿puedes creerlo? Pero aún califico para una medalla y un permiso de recuperación, y sí duele mucho, y–” Nova puso vertical la camilla y se marchó. Dana estaba gritando a los pocos soldados del 15to alrededor de ella –a su alma del grupo– que pusieran manos a la obra y descargasen los Hovertanks, e incluso dio a Sean un rápido puntapié. Luego ella ladró a otro, “¡Usted, también! ¡Apresúrese, Soldado Doppler! ¡Paso ligero!” Entonces ellos habían desaparecido de vuelta dentro del transporte. Nova se alejaba airosa y airadamente, pero se detuvo repentinamente. “¿’Doppler’?” Minutos más tarde, el personal del estado mayor del GI estaba confirmando que el único Soldado Doppler era un soldado del 15to que había muerto durante el asalto que había derribado temporalmente a la nave madre, semanas antes. ¿A quién podría estar ocultando Dana, si es eso lo que ella está haciendo? La única posibilidad parecía demasiado forzada. Incluso Dana no sería tan loca.
Musica hizo un giro de 180 grados tímidamente. Su cabello verde concordaría con las modas terrestres actuales; tomado atrás como si estuviera en una tijeretada pesada, casi extendiéndose hasta su cintura, era magnífico. “Pero –estas prendas de vestir exponen mis piernas.” “Con piernas como las tuyas, Musica, no dejaría que te incomodara. Mira por ti misma, en el espejo.” Musica lo hizo, tirando de las mangas abultadas de la blusa rosada, del dobladillo de la falda completa. “¿Por qué será que siempre que visto algo como eso me hace ver unos diez años mayor?” Dana se preguntó en voz alta. Ellas decidieron dejar entrar a Bowie finalmente y dar su voto. Le tomó un rato encontrar las palabras, y cuando lo hizo todo lo que pudo decir fue, “Escribiré una canción sobre ello.” la cara de Musica brilló. Angelo llamó desde el hospital para decirles que Zor estaba siendo dado de alta. El resto del 15to estaba en una de las naves que había ido a ALUCE con Emerson, y habían secundado al escuadrón 10º del ATAC, otra unidad de Hovertanks. Ya que el 15to estaba por debajo del número de soldados, no estaba en alerte o reserva; Dana decidió que una fiesta estaría bien. “¿Trae a Zor a la Luna de La Habana a las ocho, está bien, Angie? Los encontraremos allí.” Era bueno estar con vida.
Aun estaban en shock. ¡Los clones Musas simplemente no eran tratados de este modo! Pero ellas vieron que mucho había cambiado, y esta cólera de los Maestros sólo era parte de ello. Privadas de sus instrumentos y, en la ausencia de Musica, una parte vital de ellas mismas, entraron caminando con trabajo en el área de contención triste e impersonal. Los clones confinados allí estaban desanimados y letárgicos. Las dos Musas se apachurraron en un rincón, temerosas de lo que vendría luego. “Es todo debido a Musica,” Allegra dijo amargamente. “¡Ella nos abandonó y traicionó a su propia gente! ¡Ellos no pueden entender que sus pecados no son los nuestros, así que nos han lanzado aquí dentro!” “Allegra–” Pero ella interrumpió a Octavia. “Siento–” Allegra hizo un gesto vago y furioso para expresar la rabia para la cual ella no tenía palabras. “Musica es nuestra hermana; las tres somos una,” Octavia dijo en tono conciliador. Pero estaba inquieta. ¡No veía Allegra que ella estaba cayendo víctima de la misma enfermedad que había reclamado a Musica! Aparentemente, la enfermedad llamada “emoción” tenía más de un síntoma.
El gerente dio al 15to una gran mesa, un banquete circular. Pronto Bowie estaba al piano de La Luna de La Habana. Musica estaba sentada, absorta en su modo de tocar. ¡Y las canciones que él tocaba eran nuevas, como nada que ella hubiera oído alguna vez o imaginado antes! ¡Y él estaba creando algunas de ellas mientras tocaba! Estos Humanos eran verdaderamente asombrosos. Las cosas estaban yendo bien hasta que se dieron cuenta que Nova Satori estaba parada delante de su mesa. Dana no pudo pensar en otra cosa sino en invitarla a tomar asiento. Nova se sentó, y giró hacia Musica. “No creo que nos conozcamos. Soy la Teniente Nova Satori de la PMG. ¿Tú eres...?” Musica miró nerviosamente a Dana para que la rescatase. “Una amiga de Bowie,” Dana contestó. “No hemos podido conseguir que diga ‘boo’ en toda la noche. Otro músico –toca el ukelele o algo por el estilo, creo que fue lo que él dijo.” Nova estaba a punto de presionar a Musica un poco más, cuando Dana interpuso, “¿Qué has oído de Dennis, Nova?” Eso distrajo a Nova. “Yo –él es parte de la fuerza que fue hacia ALUCE con el General Emerson. Él, él logró ponerse en contacto a través de un canal secundario y dijo que estaba bien.” Antes que Nova pudiera volver a su interrogatorio, Bowie terminó un número y el alboroto de la multitud la ahogó. Bowie fue forzado a hacer una repetición. Musica flotaba en los sonidos que él hacía, pero no podía dejar de pensar, ¡Si mis hermanas estuvieran aquí, tocaríamos música de gran belleza, también! Ella repentinamente se sintió vacía. Ella colgó su cabeza, sacudiéndola de modo que el cabello verde se balanceó. “¡Oh, hermanas, perdónenme!” Ella lo dijo en voz baja, de modo que la mujer policía no lo oyera. “No, Musica,” Zor, junto a ella, contradijo calmadamente. “La traición no puede ser perdonada. Yo estoy más allá del perdón y tú también.” Sus recuerdos estaban combinándose, emergiendo, poniéndose disponibles a su mente consciente. Él se estaba convirtiendo en el Zor original, con todas las penas y desesperaciones. Él estaba pensando, también, en ese momento final terrible, cuando él destruyó la nave insignia, y la muerte de innumerables e indefensos clones –¡no, personas! Angelo no interfirió, por el momento. Él veía cómo la vida entre los Humanos era ambas cosas, una alegría y un tormento para Musica, muy parecida a la historia de una chica que él recordaba, La Sirenita. Era gracioso cómo eso surgió de repente; él no había pensado en ellos por décadas. Sean agarró el hombro de los arneses de torso de Zor. “¡Oye, modérate, soldado!” Pero Zor se soltó violentamente y salió a zancadas del cabaret. Musica, viéndolo irse, comenzó a hundirse súbitamente en un desmayo. Sean y Louie fueron rápidos para atraparla. Mientras las retiradas tácticas continuaban, el dejar a Musica en su apartamento que no existía fue un poco débil, pero fue todo con lo que Dana pudo salir. Nova observó al 15to irse, apenas salvándose de que ellos
la clavaran con la cuenta. Continua y juega tu mano, Dana. No te queda
mucho. Traducido por Luis N. Migliore (Córdoba, Argentina) |
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