Saga Macross - Force of ArmsPrólogo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
¿Ese presumido indisciplinado? ¿Ese piloto civil de palanca de videojuego? ¡Que desperdicio de tiempo y esfuerzo! Comentario atribuido a Lisa Hayes tras haber sido informada de que el aprendiz Rick Hunter había calificado como piloto VT en 2009 D. C. Los pods dispararon con las armas primarias y secundarias que sobresalían de sus petos blindados, pero los disparos azules convergieron en el vacío absoluto. El battloid de Max no estaba donde había estado una fracción de segundo antes. El battloid tenía el cañón automático en su puño metálico, manejaba los propulsores de su mochila con la agilidad de un gimnasta y se movía como una libélula. Giró alrededor de un pod y abrió fuego. La ametralladora estaba cargada con balas transuránicas vacías, grandes como bujías y mucho más pesadas -eran proyectiles de alta potencia y extremadamente densos que liberaban enormes cantidades de energía cinética. La armadura del pod voló como papel picado y explotó en una descarga de energía y chatarra. Max todavía se evadía a una velocidad cegadora cuando giró sus miras hacia el segundo pod. Lo acribilló antes de que el piloto enemigo pudiera apuntarle, formando un compacto grupo de agujeros en el centro del mecha enemigo con forma de huevo. El pod se convirtió en una efímera bola de fuego. Ningún sistema de control manual o computarizado podría haber generado esa maniobrabilidad asombrosa, esas respuestas instantáneas y ese tiroteo mortal. Sólo la "gorra pensante", la interfase entre la mente y el mecha, podía obrar semejante magia de la RDF. Los otros VTs ya se habían unido contra el enemigo. Los mechas giraban y embestían; sus mísiles salían como tirabuzones y chispeaban mientras los rayos de energía y las potentes balas gatling iluminaban la oscuridad. Pero los pods tenían la ventaja del número por más de dos a uno, suficiente como para ocupar a cada veritech y dejar que más pods fueran tras el trasbordador. El piloto del trasbordador hacía maniobras evasivas y corría por resguardo con toda la energía de emergencia. Pero no había resguardo; el trasbordador no era rival para la velocidad de los pods y los zentraedis se le acercaron disparando. El armamento ligero del trasbordador y su falta de habilidad para maniobrar lo convertían en una presa fácil, pero el capitán del trasbordador hacia lo mejor que podía para tratar de evadir. Tarde o temprano esperaba poder lanzarse hacia la Tierra, que estaba desesperadamente cerca, sabiendo que el CDTU nunca iba a permitir que ninguna de sus fuerzas interviniera, ni se iba a arriesgar a poner la cólera zentraedi en la propia Tierra. Él no podía esperar ninguna ayuda por ese lado. El disparo de un cañón zentraedi caló una línea de tres agujeros rodeados por metal derretido en el ala de babor del trasbordador. Lisa sintió que la nave se sacudía dentro de su capullo blindado y se aferró a los apoyabrazos acolchonados en espera de ver cuál sería el resultado de la batalla. El pod atacante era uno de tipo modificado que llevaba un amplificador para el cañón de partículas que le agregaba poder de fuego. Giró para regresar a rematarlo pero justo en ese momento llegó Max haciendo picar a su battloid de cabeza hacia la batalla. El battloid le estrelló un enorme hombro blindado y volteó al pod hacia un costado como si fuera un jugador de rugby. Después el battloid de Max Sterling cambió astutamente a propulsores de pie y disparó. La lluvia de balas perforantes traspasó una docena de veces al enemigo y este retrocedió como un ser vivo herido. No hubo explosión secundaria -algo muy poco común dado que los sistemas de energía de los mechas enemigos por lo general se convierten en pirotecnia una vez que les perforan la armadura. Dos pods más se le acercaron, uno con bastidores extra de mísiles y otro con esas extrañas orejas de conejo que poseen las naves de comunicaciones de guerra zentraedi. Max fue hacia ellos esquivando y evadiéndose para mantenerse fuera de sus fuegos cruzados e hizo que su battloid lanzara disparos cortos con su cañón automático. Habían perdido a uno de los VTs de la escolta y otro quedó dañado con el primer ataque. Varios de los otros todavía estaban trabados en combate, pero el resto, al igual que Max, habían pasado con éxito su primer duelo y se estaban enfrentando con nuevos oponentes. Llegó algo de ayuda y Max comenzó a sentir confianza en que podía mantener a los pods alejados del trasbordador dañado. Pero justo en ese momento Elkins aulló en la red táctica. -¡Más pods! ¡Se nos acercan más pods... media docena! La boca de Max se volvió una línea delgada cuando entró para enfrentarse con sus actuales oponentes lo más rápido que podía. Recordó cierta superstición de los pilotos que hablaba sobre lo que le había dicho a los hombres en el callejón. Quizás los tabúes tenían razón y hablar sobre no volver era una mala suerte letal.
-Los escoltas están superados en número -dijo Kim sobre su hombro sin sacar los ojos de sus instrumentos. -¡Se les acercan más pods! -agregó Vanessa-. Están cortando el escape del trasbordador. Gloval estaba hundido en la silla de mando con la visera de su birrete puesta sobre sus ojos. Ni siquiera una formación de veritechs podía llegar allí a tiempo y él no tenía veritechs para derrochar. Pero... -¿Cuánto tiempo le tomaría para llegar allí al prototipo de veritech blindado? Sammie ya tenía las gráficas. -Aproximadamente cuatro minutos desde el lanzamiento a máxima velocidad. Claudia se mordió el labio inferior mientras miraba a Gloval. La cabeza del capitán se irguió. -¡Prepáralo para el lanzamiento! Claudia retransmitió la orden y elevó una plegaria silenciosa. -¿Quién lo volará, señor? -preguntó Sammie. -Llama enseguida al teniente Hunter a la cubierta del hangar. Dile que no sabemos cuánto más pueda resistir Sterling.
El sistema de altavoces de la nave y unos cuantos segundos en un circuito de comunicación pusieron en camino a Rick, ansioso y muy intenso, en un jeep requisado al que le hizo señas para que se detuviera en medio de un bulevar de Macross. El infante que conducía era un hombre capaz al que le gustaba tener una excusa para romper todas las leyes de tráfico. Rick prácticamente se vistió en el camino y minutos después el elevador de aeronaves levantó al VT blindado de aspecto jorobado hasta la cubierta de vuelo. -Teniente, su destino es Lambda treinta y cuatro -le dijo Sammie a través de la red de mando. -¿Lambda treinta y cuatro? ¿De qué está hablando? En el puente, Claudia se volvió hacia Sammie. -¿No te cercioraste de que todos los pilotos recibieran los nuevos códigos de referencia cartográfica? Sammie parecía devastada. -Yo estaba muy ocupada... no creí que él necesitara uno hasta que entrara en servicio más tarde. Se retransmitió el estatus de la aeronave; el VT blindado estaba enganchado y listo para el lanzamiento. Sammie rechinó los dientes ignorando las silenciosas miradas del resto de la guardia del puente y, sobre todo, el funesto silencio de Gloval. ¡Ella no podía permitir que su equivocación significara la muerte de Lisa! Sammie abrió el micrófono de nuevo y con los ojos cerrados se concentró en ajustar de memoria las coordenadas y los códigos. -¡Las coordenadas en el código invalidado están en Comadreja veintiuno! Rick despegó sin perder tiempo para acusar recibo. El VT blindado ganó velocidad como ningún otro mecha de producción humana hubiera demostrado alguna vez. Un hombre solo en una nave sin probar volando contra una terrible desigualdad -y si él perdía, la mujer que era la mayor esperanza de paz para la humanidad también moriría.
Desde el principio Max supo que las posibilidades de que llegara ayuda de la SDF-1 eran escasas. Ahora estaba resignado al hecho que no iba a haber ayuda, aunque no lo divulgó ante a los decrecientes sobrevivientes de la formación de escoltas. Los otros pilotos VT habían volado bien y con valentía; su taza de matanzas era alta, pero seguían cayendo uno a uno en las silenciosas explosiones globulares de una competencia espacial -una batalla aérea en masa. Max Sterling volaba como ningún piloto lo hizo antes que él, como un segador austero, un espectro mortal, un demoníaco mecha invencible con forma de battloid. El battloid cambió los vectores y subió verticalmente fuera de la salva de un pod; interfirió algunos de sus mísiles con el equipo de ECM y esquivó el resto con una actuación majestuosa. Max apuntó el gatling hacia él, lo regó con un chorro de balas de alto calibre con trazos brillantes y lo voló en pedazos. Pero el enemigo todavía se acercaba y estaban llegando más. Parecía un día para morir. Giró para volver con Elkins, para permanecer juntos y proteger el trasbordador hasta el final. Pero la nave de Elkins desapareció en un feo brote de fuego y esquirlas. La escolta se había dividido en cinco. Entre tanto, los que se acercaban a ellos cuadruplicaban ese número.
Khyron observaba alegremente mientras permanecía en su officer's pod alejado de la acción. Sospechaba que el líder enemigo, el increíblemente rápido y mortal veritech con visos azules, era el mismo que había enviado a tantos zentraedis a la derrota y a la muerte -que hasta había humillado a la presumida Miriya, el as de ases femenino de las quadronos. Khyron no tenía prisa para encabezar el ataque y enredarse personalmente con el diablo microniano; sería suficiente con eliminar al resto de su comando por cansancio y desmantelar al mago veritech por la simple influencia de los números. ¡Entonces Khyron podría jactarse en la cara de Miriya y en las caras de todos los otros que se rieron de él en secreto! Más pods se aproximaron. Pero en ese momento llegó un importuno. -Uno solo -informó un piloto de pod y Khyron descartó el tema con frialdad. Un veritech más no iba a importar. Su opinión cambió un momento después. El caza aceleró a velocidades inauditas y maniobró con más agilidad de lo que cualquier mecha microniano había logrado alguna vez. Su perfil jorobado no coincidía con ninguna identificación computarizada. En aquel momento la extraña máquina nueva soltó una tormenta de fuego de mísiles criminalmente rápidos y precisos de una clase nueva, balas de cañón automático mucho más veloces que liberaban mucha más energía cinética en el impacto y disparos de rayos láser intermitentes tan poderosos a corto alcance como cualquier proyectil de plasma. El recién llegado, más rápido que el líder de la escolta, entraba y salía entre los pods, golpeaba y desaparecía. Convirtió en añicos a dos mechas zentraedis y siguió para eliminar a otro mientras las dos primeras explosiones todavía se estaban englobando. De repente los pods quedaron como muchas palomas gordas antes del ataque de un halcón propulsado. El éxito inicial de Rick fue tan arrasador, tan pronunciado e irresistible, que se descuidó. Después de ver a más de una docena de acechadores arder en llamas, empezó a cambiar a modo guardián. Pero se olvidó de la gran velocidad que traía y la retropropulsión repentina de la nave casi hizo que su cabeza atravesara el panel de instrumentos y partiera al medio su gorra pensante. Él apenas si se recuperó. Agitó la cabeza; la tensión del arnés de seguridad que atravesaba su torso le había quitado la respiración. Mientras temblaba consiguió controlarse a sí mismo y a su nave, y puso presión en la lucha otra vez. Y una vez más los pods zentraedis fueron blancos gordos a su merced. Arremetió contra ellos e hizo que el VT gastara una sorprendente cantidad de artillería al hacer tiro al blanco con los pods como si fueran blancos de arcilla. Khyron había visto suficiente; no tenía ningún deseo de enfrentarse con este intruso tremendamente rápido y temiblemente armado. Antes de ordenar que sus tropas retrocedieran se cercioró de que su propia retirada estuviera en marcha. Eso no significaba que su sed de venganza estuviera saciada, claro; en todo caso, era peor. Ahora era un tormento constante, y lo sería hasta que destruyera a las sabandijas enemigas de una vez por todas.
El informe de Max llegó por parlantes del puente. -El enemigo rompió el contacto y se retiró. El trasbordador recibió daños mínimos y sigue adelante. Con su permiso, vuelvo a la SDF-1 con las naves de la escolta que quedan debido al daño sufrido durante el ataque. El teniente Hunter escoltará el trasbordador hasta la Tierra. Gloval concedió el permiso. -Ese veritech blindado tiene tanta velocidad y potencia de fuego que equivale a diez cazas regulares -respondió Gloval ante la mirada dudosa de Claudia. Y mil más como ese nos pondría en una situación pareja con nuestro enemigo -pensó para él. ¡Es más, debemos tener la mayor cantidad que podamos tan pronto como podamos! Sammie se estiró y bostezó. -¡Estoy exhausta! Desearía que la comandante Hayes estuviera de regreso. Claudia le clavó la mirada. -¡Casi la perdimos para siempre con ese despiste tuyo con el código! Sammie parecía desanimada, joven y llorosa; estaba más disgustada por el peligro de Lisa que por el temperamento de Claudia, el cual podría poner en problemas muy serios a cualquiera que enfureciera a la oficial del puente. Pero Claudia se ablandó después de un momento. Después de todo, Sammie había sacado las cosas del fuego. -Está bien, niña -dijo Claudia, volviendo a su consola-. Todos aprendemos de los errores. Gloval pensó en eso mientras miraba fijamente y en silencio por el mirador delantero. ¿Eso también se aplicaba a los zentraedis? ¿Y a los gobernantes del CDTU? ¿Se los podía convencer a todos ellos de que la guerra era un error catastrófico?
Los escudos de protección se retiraron para mostrarle a Lisa un compartimiento de pasajeros que la batalla parecía no haber afectado. Ella todavía estaba un poco sofocada y machucada por el zarandeo que había recibido dentro del capullo acolchonado y blindado. El piloto del trasbordador la había mantenido al tanto de la batalla y ella se sintió un poco floja por el alivio. Era tan vital que ella llegara a la Tierra, que hablara por la paz -hace mucho tiempo atrás se había resignado a la posibilidad de morir en la guerra, pero morir en ese momento era una tragedia demasiado inmensa para considerar. -Comandante Hayes -la voz del piloto llegó por el intercomunicador-. Tenemos una llamada de comunicación para usted del teniente Hunter, quien ahora está volando como nuestra escolta. Ya lo conecté. Así que Rick era el que vino al rescate en el VT blindado; había esperado que así fuera y, sin embargo, había temido por su vida durante toda la lucha. Ella recogió el radiorreceptor. Los paneles blindados se estaban decorriendo de todos los miradores. Ella vio al veritech jorobado de la nueva generación. -¿Lisa, estás bien? -ella le oyó decir. -Sí. Porque viniste a ayudar -ella vio que él la miraba con angustia a través de la carlinga del VT. Yo nunca fui buena para el drama emocional -pensó ella-. Debí haber sabido que no podría librarme con un discurso de despedida ensayado. -No hay de qué -estaba diciendo él-. ¿Ahora, qué es todo eso de que no vas a volver? -Hay razones, Rick. -¿Aunque tu padre esté en el CDTU? -Especialmente por eso. Además, a ellos no les va a gustar lo que voy a decirles. Hubo una sensación de agitación cuando el trasbordador entró en la atmósfera de la Tierra. Él buscó algo apropiado que decir sabiendo que tenía que volver en segundos. -Espero que estés a salvo -fue todo lo que se le ocurrió. -Gracias. Estoy segura de que estaré bien. -Em -él sabía que la llamada estaba conectada a través del sistema de comunicación del trasbordador, accesible a los pilotos, siempre y cuando ellos no estuvieran ocupados con su maniobra de entrada atmosférica-. Hay algo más... algo privado. Aquí; mira. Había retrocedido cerca del trasbordador fuera de la línea de visión de los pilotos. Ella podía ver claramente que él la miraba. Ella estaba desconcertada. -¿Qué es? -Claves. Él comenzó a encender las luces de posición de su VT en claves, breves combinaciones de puntos y líneas que representaban palabras enteras para las rápidas comunicaciones manuales en código Morse. Lisa estaba un poco fuera de práctica, pero vio que podía leerlo.
ME AGRADAS MUCHO. ME QUEJO A VECES PERO CREO EN TI. TE EXTRAÑARÉ MUCHO SI NO VUELVES. POR FAVOR REGRESA PRONTO.
Él pudo leer sus labios, así de cerca estaban el VT y el trasbordador. Lo intentaré. Hasta luego, Rick. Él hizo una venia -un chiste entre ellos, dado a su falta de disciplina militar cuando se conocieron y discordaron por primera vez. El VT blindado se abrió y se dirigió hacia la SDF-1; los vórtices azules de sus propulsores que se encogieron hasta igualar las llamas y después desaparecieron. El trasbordador saltó un poco más cuando golpeó la atmósfera más densa. Traducido por Laura Geuna |
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