Saga Macross - Force of ArmsPrólogo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
Bien, ahí fue cuando decidí que el viejo Vance necesitaba dejar de ser el representante de Minmei y entrar en un nuevo arreglo. Quiero decir, eh: ¿cuánto vale el veinticinco por ciento del Armagedón en dinero real? Vance Hasslewood, Esos fueron los días. La banda de soporte y la banda ambulante de Minmei -si es que se los podía llamar así: tocaron en un pueblo solo, pero marcaron más kilómetros que cualquier otro acto de la historia-, estaban acostumbradas a tomarse su tiempo para asentar, hacer revisiones de sonido y prepararse mentalmente para un concierto o una sesión de grabación. Pero nada de eso hoy. Los técnicos de la RDF hicieron los arreglos en pocos minutos y un oficial de información le dejó en claro a los músicos lo importante que iba a ser este concierto. Al único que protestó lo amenazaron en silencio, un tecladista que no estaba contento con la forma en que habían colocado sus bártulos, pero no los militares, sino los otros miembros de la banda. Todos sabían lo que iba a pasar si la Gran Flota ganaba. En su camerino, Minmei intentó alejar su mente de los problemas mayores y sólo concentrarse en su actuación. Se inclinó tarareando hacia su espejo de maquillaje iluminado y examinó una pestaña con seriedad. No era que no estuviera al tanto de los horribles eventos que tenían lugar alrededor de la SDF-1; era sólo que no podía hacer nada sobre ellos salvo aclarar su mente y cantar lo mejor posible. Hubo un golpe tímido en su puerta y tres visitantes entraron. -Hola, Minmei -dijo una voz áspera pero amistosa. Minmei sonrió en su espejo al reflejo de Bron y de los otros dos espías zentraedis. -Nosotros entendemos la presión bajo la que estás, Minmei -empezó Rico. -Ir a la batalla puede ser muy, em, extenuante -agregó Konda atentamente. -Nosotros sólo queríamos que supieras que estamos contigo al cien por cien y que sabemos que puedes hacerlo -dijo Bron, ruborizándose. Los otros asintieron enérgicamente. -¡Oh! -ella se dio vuelta y se puso de pie. Había hablado con ellos unas pocas veces, hasta incluso en las audiencias y reuniones oficiales. Pero ella sentía una familiaridad con ellos, un lazo de empatía. La canción los había hecho dejar atrás todo lo que ellos conocían, los hizo arriesgarse a lo desconocido y comprometerse a una nueva vida, aunque esa vida contuviera peligros y enigmas aterradores. En eso se parecían mucho a la propia Minmei. -Gracias Konda, Bron, Rico. Son muy amables -ella le tendió las manos, palma con palma. Konda le envolvió las manos con las de él y los otros dos apilaron las suyas encima con suavidad. -Ustedes tres son hombres tan maravillosos. -Minmei -llegó la voz del director de escena-. Dos minutos. Besó a cada uno de ellos en la mejilla y salió en un remolino de largo cabello color cuervo. En vez de los asientos del anfiteatro Tazón de Estrellas, o de una pared de vidrio que luciera como una casilla diseñada para un estudio de grabación, Minmei y su banda se enfrentaron la gran expansión cóncava de un mirador. La nave de guerra enemiga estaba desplegada ante ellos. Debajo estaban las instalaciones superiores de la fortaleza de batalla, y más allá de la proa, la curva de la destruida Tierra. Las naves de combate salían en enjambres de la súper fortaleza dimensional y las naves de guerra de la armada de Breetai se estaban formando alrededor y detrás esta; los furgones de batalla y las naves capitanas iban la cabeza para un primer impacto exitoso o morir en el intento. Las cámaras y los micrófonos apuntaron a Minmei mientras ella buscaba su marca en el escenario. Había decidido usar una falda entera simple, blusa y una cinta dorada atada en la garganta. -¿Cuál... cuál va a ser tu apertura? -Vance Hasslewood, su representante, se rió con nerviosismo y se secó la frente con su pañuelo. -¿Qué tal 'Mi novio es un piloto'? -bromeó débilmente el bajista. -No -dijo ella con firmeza-. Haremos la nueva. Apenas la habían ensayado; ella la había completado apenas dos días antes. Hubo un coro de objeciones de casi todos, pero ella levantó el micrófono y habló con firmeza. -Este es el momento para esa canción. Ahora o nunca.
Los mechas de los cuerpos tácticos y de defensa civil habían salido sobre las cubiertas de la fortaleza de batalla y de los portaaviones. Con sus armas masivas sumadas a las torretas y a los cañones de la SDF-1, el poder de fuego defensivo de corto alcance quedaba más de triplicado. Los aviadores de la RDF escucharon en la red de mando cuando surgió la voz de Gloval, ahí donde los VTs se iban formando a medida que las catapultas los lanzaba al espacio. -Atención, todos los pilotos de cazas. Una vez que entremos en la zona de enfrentamiento, habrá un total silencio de radio bajo todas las circunstancias. La canción de la señorita Minmei, y sólo eso, se transmitirá en todas las frecuencias. Como se les informó, esperamos que eso distraiga al enemigo y nos dé la ventaja. Nosotros debemos hacer uso máximo de este elemento sorpresa. Buena suerte a todos ustedes. Rick escuchó a Gloval y bajó la visera de su casco. El escuadrón Skull iba a volar los pocos VTs blindados que la gente de fabricación y los técnicos habían podido poner en funcionamiento. Eso significaba que Rick, Max, Miriya y los demás saldrían al frente del ataque. Eso era mejor no pensarlo. En su corazón le deseó el bien a Minmei y después guió al escuadrón Skull hacia fuera.
Cuando el cono del reflector brilló sobre ella, miró la cámara y levantó el micrófono como señal. En el cuarto de control, su imagen estaba en todas las pantallas desde muchos ángulos.
Life is only what we choose to make it,
Rick encendió los propulsores de su nave. Los vórtices azules de sus toberas ardieron y chillaron. Los VTs blindados dejaron senderos de luz al saltar dentro de la oscuridad. Los escuadrones VT convencionales siguieron después. Los trimotores, los pods y los otros mechas de Breetai se prepararon para seguirlos. Gloval y el zentraedi tomaron la sabia decisión de no mezclar sus fuerzas; en el calor de batalla los pilotos humanos iban a pasar un mal rato al tratar de leer las señas de las unidades extraterrestres y decidir si era amigo o enemigo. Era probable que la insignia de la RDF que agregaron a los apurones en los trimotores y pods no se divisara a tiempo. En la estación de mando de su nave capitana, Breetai estaba parado con los brazos cruzados sobre su pecho, una pose característica, mientras miraba fijamente un rayo proyector. Como había admitido hace tanto tiempo, la voz de ella era una voz que exprimía emoción de cualquier corazón. Quizás el curso de este momento había quedado fijado cuando la oyó por primera vez. -Milord, las naves de Dolza están captando esta transmisión -un técnico retransmitió la noticia. Él asintió mientras miraba y escuchaba a Minmei.
We can find the glory we all dream of
Su nave capitana tembló cuando sus motores se encendieron a máxima potencia. Las filas delanteras de la armada avanzaron a velocidad media, ganando lentamente velocidad. La SDF-1, en modo de ataque, también aceleró en medio de ellas; sus propulsores traseros ardieron y la convirtieron en una fantástica marioneta blindada de guerra. La Gran Flota permanecía en órbita debajo de ellos, aparentemente paralizada, pero todavía envolviendo a la Tierra. La alianza humana-zentraedi saltó sobre ella.
-¿Qué es eso en nuestros monitores? -gruñó uno de los oficiales de comunicación de Dolza, con su voz áspera y gutural. Su subordinado casi no pudo desviar su atención de la canción para contestar. En cualquier otro momento, tal distracción cuando un superior hacía preguntas habría acarreado un castigo rápido y terrible, pero los dos estaban hipnotizados por Minmei.
If we must fight and face defeat
-No lo sé, señor -el subordinado se agitó un poco y contestó-, pero lo recibimos en todas las frecuencias. Después los dos se quedaron mirando con fascinación, ignorando el destello de los indicadores y las señales de los tonos de comunicación.
-Estamos dentro del alcance de disparo -dijo Vanessa secamente-. No se detecta ningún contraataque. -¡Está funcionando! -gritó Exedore mientras miraba la batalla al lado de Gloval. -Aquí vamos -dijo Gloval con serenidad-. Todas las naves, abran fuego. En esa primera descarga gigantesca, el problema principal de la fuerza de ataque fue no golpear a sus propios cazas o que sus salvas de cañón no destruyeran sus propios proyectiles en vuelo. Pero los zentraedis estaban acostumbrados a esa clase de problema y el control de los disparos se había integrado cuidadosamente con los sistemas de la SDF-1. Fue un impacto casi tan dañino como el del Gran Cañón; millones de zentraedis que miraban boquiabiertos la actuación de Minmei murieron en segundos.
Las alarmas se dispararon. Los pocos oficiales de la Gran Flota que pudieron desviar a la fuerza su atención de las pantallas no recibieron ninguna respuesta de sus tropas, a no ser que se los atacara físicamente. Como a pesar de todo muchos de los tripulantes de la Gran Flota comenzaron a notar las alarmas, Minmei hizo una pausa en su canción; la banda siguió tocando de fondo. Una figura alta y oscura entró a la luz del reflector junto con ella. Lynn Kyle tenía una mirada de ardiente intensidad. Su largo pelo negro lacio se arremolinó alrededor de él; después tomó la mano de Minmei. -Minmei... -Sí, Kyle; lo sé -ella recitó su línea-. Has venido a decir adiós. -Sí. Minmei no estaba precisamente segura de dónde habían salido las líneas; todo fue tan apurado, tan improvisado. ¿No eran de una de las películas que los dos habían protagonizado? Pero Kyle estaba poniendo en ellas más de lo que había logrado alguna vez en la pantalla. Él la había visto correr detrás de Rick. ¿Qué estaba pasando por su mente? No importaba. Él la tomó en sus brazos. Ella levantó su rostro hacia él. La cámara pasó de una toma dividida de sus cuerpos presionados a un primer plano de un largo beso apasionado; Kyle ya no actuaba.
En la Gran Flota, los guerreros extraterrestres gimieron e hicieron sonidos de asco. -¿Cómo pueden hacer eso? -La cosa más repugnante que yo haya... Pero había algo en eso que les impedía desviar la vista, un encanto aterrador. Debe agregarse que entre las unidades femeninas, como las quadronos, hubo más fascinación y menos repulsión que entre los varones. Pero en toda la flota orbital los gemidos, gruñidos y otras reacciones al beso, se tornaron en chillidos de alarma y dolor cuando la descarga de la alianza atravesó las naves enemigas, las agujereó y las hizo volar.
Rick vio el beso en una pantalla de despliegue. Adiós Minmei -pensó sin maldad. -¡Vamos a atraparlos! -rugió en la red táctica a continuación. Alguien debió haber logrado cortar la transmisión de Minmei en por lo menos algunos mechas de la Gran Flota. Había muchas naves efectivas, más que muchas. Los VTs blindados del escuadrón Skull apuntaron al enemigo y soltaron los bombardeos de mísiles, se abrieron camino en las pantallas defensivas de pods y trimotores de la Gran Flota por medio de la lucha. Las armaduras propulsadas quadrono también atacaron a los VTs, menos eficaces ahora que Miriya ya no las lideraba. Miriya evitó enfrentarse a ellas. Los VTs cambiaban la configuración según las necesidades del momento; los modos battloid, guardián y veritech se entremezclaban. Los pods y los trimotores se mezclaban con ellos y abrían fuego. El espacio fue una gran tierra de matanza. Los VTs blindados eran más rápidos y más maniobrables que ninguna otra cosa en la batalla, además de estar mejor armados. Ellos calaban las formaciones enemigas abriendo brechas para que el resto de la fuerza de ataque tomara ventaja. El escuadrón Skull parecía estar por todas partes, intocable e inevitable. Muchos, muchos zentraedis vieron su insignia Jolly Roger -la calavera y las tibias cruzadas- y murieron momentos después. Los cañones automáticos zumbaron como sierras; los mísiles brotaron dejando senderos hirvientes. Pero por cada enemigo caído, tres más se apuraban a intentar sellar el hueco.
Ahora la distancia era cercana. Alrededor de la concavidad en la que actuaba Minmei, los mechas de la nave abrieron fuego. El cañón destroid en particular liberó sorprendentes volúmenes de fuego. Todas las baterías que la nave poseía -salvo la monstruosa arma principal, cuya demanda de energía podía haber dañado a la SDF-1- estaban trabajando horas extras. Las pérdidas de la Gran Flota en los primeros momentos de la batalla fueron horribles, pero su número todavía le daba un inmenso margen, y algunas de las naves enemigas devolvían los disparos. La SDF-1 y los cañoneros de la armada siguieron adelante disparando en todas direcciones. Los mechas enemigos estaban empezando a llegar hacia las embarcaciones más importantes de la alianza, a pesar de los mejores esfuerzos de los VTs, los pods, los trimotores y las armaduras propulsadas de la armada. Pero lentamente, casi por centímetros, la fuerza aliada se acercaba más al cuartel general de Dolza. Max y Miriya eran como ángeles vengadores, más allá de cualquier poder mortal que los resistiera o detuviera. Todo lo que un piloto enemigo podía hacer si se encontraba con el VT blindado de visos rojos o azules, era resignarse a la muerte. Rick tenía parte de su equipo de comunicación y de guía sintonizado para que encontraran signos de vida en la Tierra, en especial de la Base Alaska. Si hubiera cualquier signo de vida... Un crucero liviano intentó pasar a los VTs para ir hacia la SDF-1. Él se le acercó y soltó un torrente de artillería mixta que apuntó a los puntos vitales que los desertores le habían señalado a la RDF. El crucero devolvió los disparos y Rick decidió que ese era un encuentro que él no iba a sobrevivir. Pero de pronto el crucero se expandió; la coraza salió volando como la cáscara de un melón que revienta, y la embarcación y su tripulación quedaron hechos átomos. Tan violenta fue la explosión que Rick se distrajo al tratar de evitar que lo dañara. Cuando volvió a mirar alrededor, vio que un trío de battlepods le habían lanzado múltiples cantidades de proyectiles y que no había ninguna esperanza en absoluto de esquivarlos a todos. Eludió algunos, bloqueó algunos de los sistemas de guía de los otros, eliminó algunos... y la armadura especial del VT lo protegió de varios golpes. Pero todavía había más para que lo atacaran. Se encogió en modo battloid para intentar escudarse, pero de todas formas recibió varios en el estómago. La armadura VT era buena, pero no tan buena. El battloid dañado dejó una estela de llama detrás de él, giró y dio volteretas hacia la Tierra, hundiéndose inerte. Traducido por Laura Geuna |
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