Saga Macross - Homecoming

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Capitulo 1

La armada enemiga, tan ampliamente superior a nosotros en n�mero de mechas de guerra y en poder de fuego combinado, contin�a asedi�n-donos y hostig�ndonos. Pero una y otra vez los zentraedis deciden detener el ataque. Dificultan nuestro largo viaje de regreso a la Tierra, pero no pueden detenernos. Todav�a no estoy seguro sobre qu� buena fortuna est� trabando a favor de la SDF-1. Sin embargo a la tripulaci�n o a los refugiados no les menciono nada de esto. No hace bien decirle a los seres queridos y a los amigos acongojados que las bajas podr�an haber sido mucho peores.

Del cuaderno de bit�cora del capit�n Henry Gloval.

Las l�neas azules de los disparos del ca��n enemigo pasaron velozmente cerca de la cabina de Roy Fokker y chamuscaron uno de los estabilizadores de cola de su caza Veritech cuando se aline� para una descarga final.

Los aviadores lo llamaban "sensaci�n de vuelo", jerga que ven�a del t�rmino del siglo veinte, "sensaci�n de aire": Instintos de pilotaje a alta velocidad aguzados y superiores. Era algo que a un novato le tomaba un tiempo desarrollar, algo que separaba a los aprendices de los veteranos.

Y era algo que el teniente comandante Roy Fokker, l�der del Escuadr�n Skull y comandante del escuadr�n Veritech, la ten�a en abundancia, incluso en el vac�o del combate espacial.

El caza Veritech hizo un ladeo y vir� hacia un nuevo cuadrante con una fuerza abrumadora, respondiendo al h�bil toque de Roy en los controles y a su propia voluntad -que pas� al caza por medio de los sensores Robotech de su casco de vuelo.

Los reactores bramaron a m�xima potencia y la fuerza de la maniobra lo presion� contra el asiento justo cuando el enemigo estaba m�s concentrado en su mira que en su vuelo.

El zentraedi del Battlepod en la cola de Roy, que trataba tan duramente de matarlo y destruir su caza Robotech, era un buen piloto, seguro y fr�o como todos ellos pero que carec�a de las habilidades de vuelo de Roy.

Mientras el gigante extraterrestre se quedaba boquiabierto y aturdido por el vac�o repentino de la ret�cula de la mira, el l�der del Escuadr�n Skull ya estaba cambiando hacia la posici�n de eliminaci�n detr�s del pod.

Alrededor de ese fragmento de batalla rug�a un enorme combate a�reo cuando se mezclaron ferozmente los pods zentraedis y las naves de reconocimiento Cyclops con los determinados defensores humanos en sus Veritechs. Las explosiones de brillo esf�rico caracter�sticas de la batalla en gravedad cero florec�an todo alrededor, docenas a la vez. Las detonaciones zentraedis de radiaci�n azul compet�an con los ca�ones autom�ticos de los Veritechs, que lanzaban chorros de perforantes de alta densidad contra el enemigo.

Roy qued� aliviado de ver que la SDF-1 estaba ilesa. Parec�a ser que la mayor parte de la pelea se estaba llevando a cabo a cierta distancia de ella, aunque era claro que la flota enemiga ten�a todas la ventaja de su lado. La armada zentraedi contaba f�cilmente con m�s de un mill�n de naves de guerra.

Roy localiz� en el furioso enfrentamiento a su escolta, el capit�n Kramer. Mientras ellos se alineaban para cubrirse mutuamente, �l volvi� a buscar al fant�stico mecha zentraedi que hab�a hecho tanto da�o unos minutos antes. Este hab�a volado en c�rculos alrededor de los Veritechs que fueron tras �l y tom� a Roy y a los Skulls por sorpresa, aplastando su formaci�n despu�s de alardear a trav�s del Escuadr�n Vermilion.

Lo que sea que fuera, era distinto a cualquier arma zentraedi que los humanos hubieran visto hasta ahora. Distinto a los pods, que parec�an enormes avestruces met�licas llenas de armas, el reci�n llegado ten�a m�s forma humana -una versi�n m�s grande, tosca y m�s fuertemente armada y protegida del modo Battloid de los Veritech. Y r�pido... aterradoramente r�pido e imposible de detener, que elud�a hasta las descargas masivas de defensa de la SDF-1.

Roy hab�a esperado ver a la fortaleza de batalla bajo un ataque intenso, pero en cambio la s�per fortaleza dimensional estaba navegando sola y sin que la molesten. Es m�s, las transmisiones de la red t�ctica indicaban que los pods zentraedis y los Cyclops se estaban retirando. Roy no lo pod�a comprender.

Cambi� de la red t�ctica a la red de mando de la SDF-1. All� se hablaba del nuevo mecha zentraedi. La cosa hab�a llegado hasta la SDF-1 -entrando por debajo de los campos de fuego de la mayor�a de las bater�as de la nave-, y de repente se hab�a retirado a una velocidad deslumbrante que sobrepasaba los disparos de las armas y superaba la persecuci�n. La nave s�lo hab�a sufrido da�os menores y la gente de Operaciones e Inteligencia concluyeron que todo hab�a sido una clase de sondeo, una prueba de maquinaria y t�cticas nuevas.

A Roy no le importaba siempre y cuando la fortaleza de batalla estuviera a salvo. Reuni� a los Veritechs, listo para irse a casa.

-Pod enemigo -dijo Skull Cinco por la red t�ctica-. Acerc�ndose en uno-nueve-cuatro-siete.

Roy ya ten�a la referencia computarizada en una de sus pantallas de posici�n. Esta bien, un pod, pero evidentemente estaba da�ado y a la deriva, ninguna de sus armas disparaba; estaba perdiendo atm�sfera.

-Podr�a ser un truco -dijo Skull Siete-. �Qu� piensa, jefe? �Lo derribamos?

-Negativo; podr�a haber alguien vivo all� adentro y la gente de Inteligencia estaba rezando por un prisionero vivo.

El salvajismo de esta guerra espacial era tal que pocos sobreviv�an como heridos. Extraterrestre o humano, un guerrero casi siempre o triunfaba o mor�a; una f�rmula simple. Los humanos nunca hab�an recogido un enemigo vivo.

Adem�s, por razones muy personales Roy estaba especialmente ansioso por ver a un zentraedi pasar por una interrogaci�n.

-Estamos recibiendo se�ales de �l, nada que podamos descodificar -inform� un oficial de comunicaciones por la red de mando.

Sea lo que fuera que estuviera pasando, ninguno de la fuerza zentraedi parec�a volver al rescate. Los sobrevuelos Veritech no mostraron fuego; la inspecci�n ocular y los instrumentos indicaban que la fuente de energ�a principal del pod da�ado hab�a quedado anulada pero que algunas de sus armas todav�a estaban funcionando. Sin embargo este dej� pasar varias oportunidades de reventar a los VTs cercanos.

-Esta es una oportunidad demasiado buena para pasarla por alto -anunci� finalmente Gloval por la red de mando principal-. Si hay un sobreviviente a bordo debemos traerlo a la SDF-1 de inmediato.

-�Esa cosa podr�a ser una trampa cazabobos... o su ocupante! -protest� un ayudante de Seguridad en una de las pantallas de Roy.

-Por esa raz�n empujaremos al pod m�s cerca de la SDF-1 -contest� Gloval-, pero no tanto, y le conectaremos un tubo de abordaje. Un escuadr�n EVA har� un examen minucioso antes de que permitamos que se acerque m�s.

-Pero... -comenz� el oficial.

Roy se entrometi� en la red de mando.

-�Ya escuchaste al capit�n, as� que cierra el pico! -Roy estaba alborozado por la decisi�n de Gloval. Era una leve esperanza, pero ahora hab�a una perspectiva de averiguar lo que hab�a sucedido con Rick Hunter, el mejor amigo de Roy, con Lisa Hayes y con los otros que hab�an desaparecido en la misi�n desesperada de guiar a la SDF-1 a trav�s del peligro.

Roy comenz� a acomodarse en posici�n y cambi� su nave a modo Battloid.

-Bueno, Escuadr�n Skull; es hora de jugar un poco a los autitos chocadores.

Dos Skulls m�s cambiaron a Battloid y sus naves se transformaron y reconfiguraron. Cuando el cambio estuvo completo las m�quinas de guerra se parecieron a enormes caballeros ultramec�nicos.

Ellos se unieron a Roy para empujar al pod inerte hacia la fortaleza de batalla.



Los hombres y mujeres del personal de EVA -Actividad Extravehicular-, eran eficientes y cuidadosos. Tambi�n eran valientes como el diablo, reflexion� Roy mientras su Battloid se inclinaba sobre ellos en la compuerta del tubo de abordaje. Pero por supuesto, todos conoc�an y honraban la legendaria dedicaci�n y tenacidad del personal de EVA.

Roy miraba expectante, amontonado dentro de la compuerta del tubo de abordaje junto con otros dos Battloids detr�s de �l. La gran esclusa, que sal�a desde la SDF-1 al final de un tubo de casi un kil�metro y medio de largo, era un domo abierto sobre una base maciza equipado con toda clase de equipos de contingencia imaginables. El pod capturado, el personal de EVA y el destacamento de Seguridad de Roy ocupaban s�lo una peque�a parte de la superficie del suelo.

-No est� demasiado golpeado -observ� la jefa de personal EVA por la red de comunicaciones-. Pero no s� cu�nto aire perdi�. �Qu� dices, Fokker? �La abrimos?

Ella ten�a listo un soplete t�rmico. Se hab�a dado vuelta para observar la cabina de Roy.

Como oficial superior en el lugar, el teniente comandante Roy Fokker ten�a la responsabilidad de aconsejar al capit�n Gloval. Era muy riesgoso tocar al pod; pod�an activar alguna clase de trampa cazabobos que los humanos ni siquiera imaginaban y destruir a todos los presentes, quiz�s hasta da�ar a la SDF-1.

�Pero no podemos seguir peleando de esta manera! -pens� Roy-. Sin saber casi nada sobre estas criaturas con las que nos enfrentamos, o incluso sobre por qu� estamos peleando... �No podemos seguir as� mucho tiempo m�s!

-Capit�n Gloval, se�or, yo digo que aprovechemos.

-Muy bien. Que tengan buena suerte -contest� Gloval-. Procedan.

Roy se agach� y puso una mano gigante frente a la jefa de personal EVA y le bloque� el camino cuando ella se acerc� al mecha enemigo.

-Lo siento, Pietra; esta es mi fiesta.

El Battloid se enderez� otra vez y camin� hacia el pod, poniendo al hombro su ca��n autom�tico y haciendo temblar la cubierta con sus pasos.

-C�branme -le dijo a sus compa�eros de escuadr�n, y ellos se desplegaron apuntando con las armas en busca de campos de tiro despejados. Los brazos del Battloid extrajeron tent�culos met�licos, sujetadores y manipuladores complicados y sopletes t�rmicos.

-S�lo intenta no romper nada sin necesidad -le advirti� Pietra y llev� a su gente hasta el refugio de un escudo antiexplosivo.

Roy mir� al pod y prob� con duda los controles externos. Nada sucedi�. Se movi� un poco m�s cerca y examin� los sellos de presi�n que corr�an alrededor de la gran escotilla en la parte superior trasera del voluminoso torso del pod. El estar as� de cerca de las armas del pod lo hac�a sudar debajo de su casco VT.

-Con cuidado, Roy -dijo Kramer en voz baja.

�l no quiso usar el soplete por temor a un incendio o una explosi�n y simplemente decidi� tirar de la escotilla del pod con las grandes y fuertes manos del Battloid. Pas� los dedos de su nave por las juntas, tanteando para encontrar un lugar donde aferrarse...

El pod se sacudi�, tembl� y comenz� a abrirse.

El Battloid de Roy dio un salto atr�s apuntando con el arma cuando la compuerta se levant�. Las yemas de los dedos de los Battloids se pusieron tensos sobre los gatillos, pero no se vio ning�n ocupante.

De todas formas los sensores externos de los Battloids captaron un di�logo notable, apagado y un poco resonante que ven�a desde el pod.

-�Bueno, por fin! �Gracias a Dios! �Muchachos, cuando empiecen a jactarse ante sus compa�eros pilotos sobre esta misi�n no se olviden que les tom� casi una eternidad abrir una simple escotilla!

Esa voz era femenina y muy agradable, aunque un poco traviesa y bromista. Otra, la de un joven hombre que sonaba muy insultado, contest�.

-�Yo not� que usted no fue tan buena en ponerse en contacto con su precioso puente!

Si esta es una clase de truco, nos estamos enfrentando al enemigo m�s c�mico del universo -pens� Roy.

-Yo creo que los dos lo hicieron muy bien -dijo con calma otra voz masculina para apaciguar humildemente las cosas.

-Ah, cuidado, Max -dijo la primera voz masculina-. Y salgamos de aqu�.

Hubo una cierta cantidad de gru�idos y esfuerzos, y en cierto punto la voz femenina grit�:

-�Ben, si no sacas tu enorme pie de mi cara te lo voy a romper!

Estall� una gran discusi�n a los gritos.

-�Todo el mundo silencio! -grit� la primera voz masculina-. Ben, Max; denme un empuj�n aqu�.

Momentos m�s tarde dos manos de tama�o humano con guantes de vuelo se aferraron al borde de la compuerta. Una melena oscura de cabello negro sali� a la vista.

Rick Hunter, parado sobre la cabeza del fornido Ben Dixon, se levant� triunfante.

-�No dispares! �Volvimos! Roy, escapamos de los zentraedis... em...

Los tres Battloids lo estaban mirando de pie con las manos apoyadas tranquilamente sobre los ca�os invertidos de sus gatlings y las cabezas inclinadas para un lado o para el otro. Su actitud parec�a ser de disgusto resignado.

-�Escapamos! -repiti� Rick, pensando que quiz�s no lo hab�an escuchado-. �Vaya que tenemos historias para contarles! �Estuvimos en una nave enemiga! �Conocimos a sus l�deres! �Escapamos en este pod! Nosotros... nosotros... �qu� pasa?

Roy no le pod�a decir a Rick lo contento y aliviado que estaba; eso habr�a arruinado su amistad.

-Est�bamos esperando un prisionero de guerra -dijo-. Muchacho, el capit�n Gloval se va a enojar contigo por no ser un zentraedi.

Traducido por Laura Geuna
www.robotech.org.ar

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